Poema: El insoportable animal
El insoportable animal
antes de desprenderse de su piel
estuvo vivo, lo sé:
-lo vi balancearse un poco, respirar un poco,
sorber el hilillo de sangre que le vestía la boca
con sus manos de estopa y su lengua de trapo
así como que bebió algo
pero que no recuerda ni cuánto ni dónde ni por qué.
Así como que
lo releo en el balbuceo de sus ojos:
-estoy enfermo
¿Y quién no? entonces comienza su baile
de oruga procesionaria y sus palabras se parecen
a ese hilo que le sostiene los labios, el alma, la mirada
(pero se escapa de su interminable piel)
al frente (he de ir)
allí hay dragones y banderas
allí hay montañas de difuntos todos los días
allí hay aves acerinas que defecan bombas
allí todos quieren beber del aljibe donde te masturbaste
allí el caballo de luz es un tanque infinito y sin riendas
allí el mañana no está contemplado
allí no queda ninguno de tus abrigos
y el calor no sostiene nada
tras el silencio de los cuerpos,
aprender a desvanecerse
y creer en el rostro albugíneo
donde si te asomas bien, lees:
cuidado, es frágil
aprender del cielo irrespirable
el cielo que acaece sobre las cabezas calvas
y apretadas de luz como corbatas
el cielo que arroja lágrimas canosas
y abraza a la tierra
con la misma piel que le vio morir.
Lo sé. Estuvo vivo. Lo vi balancearse. Tan sólo un poco.