La voz del artista: El retrato de un monstruo
De latín secrētus, un secreto es algo oculto, escondido y separado del conocimiento de los demás. No se puede desvelar, lo guardas en tu interior, lo aprisionas en muchas ocasiones, por el miedo al “qué dirán”. Un secreto lleva consigo mentiras que generan desconfianza, decepción e incluso opresión. Revelar uno supone asumir la culpa, asumir la equivocación, asumir quién eres. Pero los secretos no son siempre algo negativo, pues en el arte, juegan un papel muy importante. Ya lo decía Diane Arbus en su diario: “Una fotografía es un secreto sobre otro secreto. Cuanto más te dice, menos sabes”. Diane ha sido una de las fotógrafas más visionarias y provocativas de la historia. Comenzó junto a su marido, Allan Arbus, en al campo de la fotografía de moda (Nueva York, años 50), pero más adelante, tras desvelarse a sí misma quién era realmente, se dio cuenta de que ese no era su mundo y empezó con su carrera fotográfica en solitario. Se dedicó principalmente a fotografiar la vida secreta de personas discriminadas, seres extraordinarios, transexuales, gemelos, prostitutas, nudistas, pervertidos, orgias y (en definitiva) personas que pertenecían a la parte oculta de la sociedad.
Las fotos de Diane reflejan sus más profundos secretos, desvelando a través de ellas quién era en realidad. Se trataba de un ser doble y asimétrico, pues no estaba conforme con su vida. Por un lado estaba la esposa fiel, dependiente de su marido y madre de familia, y por otro lado estaba la mujer autónoma, liberada sexualmente y segura de sí misma; esa mujer que se dejaba llevar por sus impulsos, pero que a la vez, se sentía culpable por ser quien debía ser y no quien quería ser.
El arte es la expresión más sincera del Yo. Gracias a él podemos descubrir cómo son realmente algunos de sus autores, ya sea a través de un lienzo, una escultura, o como es en este caso, a través de una fotografía. Nos dicen mucho más de lo que vemos. En la obra de Diane Arbus se refleja cómo, a partir de otras personalidades, se consiguen desvelar secretos de su persona que ni siquiera ella conoce. Utiliza la fotografía no solo para retratar y normalizar la vida de ese sector de la sociedad, sino para depositar también sus frustraciones y deseos de una forma muy sutil, pero enseñándonos así su verdadero Yo, e inspirada por esos seres diferentes pero iguales, los monstruos de la sociedad.