La nueva luz del mundo: Rocío Montoya
Tras pasarnos más de un año recorriendo todo tipo de rincones y lugares maravillosos del amplio mundo terrenal en el que habitamos de manera efímera, penetrando uno a uno en sus tierras y artistas claves, llega finalmente el último número antes de irnos y colgar el cartel de “Volvemos en septiembre”, y con él unas merecidas vacaciones.
Antes de hacer las maletas, pero esta vez sintiéndolo mucho sin ustedes, vamos a visitar un país que aún no habíamos abordado en esta sección. Por muy rocambolesco que parezca, pues a pesar de ser la tierra que nos ha visto nacer a la mayoría de lectores de esta revista, y que representa la cultura en la que nos suscribimos directa o indirectamente, no habíamos parado a mirarnos el ombligo. Ese estado no podía ser otro que el patrio, pues aprovechando este último mes, hacemos escala en nuestro propio país para conocer a una artista madrileña de lo más singular.
A ella en concreto la conocí en una visita al Caixaforum de Madrid, que llevé a cabo por el mes de febrero coincidiendo con ARCO, y supongo que lo nuestro fue como un flechazo a primera vista. En cuanto conocí su trabajo me quede completamente enamorado de la delicadeza y armonía que envolvía toda su obra.
Esta fotógrafa, diseñadora gráfica/web y editora no es otra que Rocío Montoya, una artista polivalente cuya especialidad se enfoca en la fotografía experimental, elemento que impregna toda su producción, y que la ha marcado desde sus orígenes creativos. Aparte de este ámbito tan reseñado, no podemos obviar su andadura en el ámbito editorial, que comenzó en 2010 a través del portal y revista digital DOZE Magazine, y que co-dirigió y diseñó hasta su clausura en junio del 2014.
Como muchos otros artistas, la implicación de Montoya con las artes visuales venía predispuesta por la propia necesidad de expresar sus turbaciones y por la ferviente necesidad de buscar la belleza como vía de evasión y deleite personal. Esta vía se ve canalizada a través de la admiración por la pintura y el surrealismo, elementos que generan una clara sinergia con su trabajo final.
Centrándonos ya en su obra, podemos observar que su técnica se aleja de todas aquellas que hemos llegado a tocar a lo largo de estos meses aquí. Pues a través del uso fotográfico y el collage, genera un producto caracterizado por un delicado, inquietante y poético estilo gráfico.
Con sus collages surrealistas, centrados generalmente en los retratos, se aborda el mundo de los sueños para, a través de él, acceder a un imaginario orgánico, donde la figura femenina y la naturaleza se aúnen entre sí, generando una imagen fresca y natural, donde se gesta una exploración personal de las conductas y estados emocionales del ser humano. Manipulando la imagen se distorsiona la realidad, y se transmite una percepción única y personal del entorno y la persona.
Estos collages nos hablan del cuerpo humano y su vinculación con lo natural desde la conceptualidad Con la mezcla de elementos gráficos recogidos en revistas e ilustraciones botánicas o paisajísticas, se produce una fusión con el elemento más realista y fiel a lo tangible como puede llegar a ser el retrato fotográfico. Estos, como si alguien hubiera escarbado en ellos, dejan ver lo que hay en su interior, bajo la piel, abriendo una puerta a nuestro interior. Como diría Rocío: “Se adentran en el subconsciente creando espejismos que proyectan una realidad paralela a través de la experiencia estética.”
En su última serie titulada Letargo nos narra lo siguiente:
[…Llamas verdinegras serpentean cerca de tu cráneo, a ras del suelo. Nada queda ya de aquello que succionaste. Mis uñas reclaman tus pedazos de carne y el pájaro tropical en el bosque de fresnos asume su ligereza sin cavilaciones, también lo hace la larva que cargas sobre tu rostro. Porque todos somos almas errantes en un espectáculo de dioses congelados y dementes. Techos que vibran bajo el pesar de tus párpados cerrados, todo se anula y florece de nuevo cuando tus ojos se cruzan con los míos, pero eso sólo puede suceder fuera, no aquí, en el letargo…]
Una producción exquisita donde la armonía de las formas que se entrelazan con maestría, genera una imagen que simplemente se puede definir como hermosa.