Ladrones de almas

Dicen que cuando un artista pinta, esculpe, compone o crea algo en general, pequeños fragmentos de su alma quedan grabados en esas obras, dejando además de su firma, su propia esencia en ellas como si de un horrocruxe se tratara.

Esta idea metafísica y romántica del arte, que sería como una oda a la creatividad humana, es intrínseca a nosotros mismos, pues desde tiempos inmemoriales se ha mantenido viva. ¿Qué pasa cuando estas obras son destruidas, vejadas o robadas? Se podría decir que ese pequeño fragmento espiritual y áurico del artista se pierde con ellas, desvaneciéndose y cayendo en el olvido.

brand-y-adolescencia-de-salvador-dali-1941

Brand posando junto a Adolescencia, de Salvador Dalí, (1941).

Por suerte, existen personas como el detective holandés Arthur Brand que dedican su vida a defender, proteger y encontrar las obras sustraídas de los grandes artistas. Su última hazaña, ocurrida el pasado mes de agosto, fue encontrar y recuperar dos obras de gran trascendencia para la historia del arte moderno: Adolescencia, de Salvador Dalí, y La música, de Tamara de Lempicka. Estas obras fueron arrebatadas a mano armada en el año 2009 del Museo Scheringa del Realismo, en Ámsterdam.

la-musica-de-tamara-de-lempicka-1929

La música, de Tamara de Lempicka (1929).

Brand, que se licenció en Relaciones Internacionales e Historia, durante estos seis años en el que se encontraban en paradero desconocido dichas obras, ha llevado a cabo una investigación que, como el mismo dice, sería de manual. Esta consiste en hacer llamadas, mover hilos de las profundidades del mercado negro del arte y penetrar en la deep web en busca de pistas. Sus principios pivotan en: no vulnerar la ley, mantener la palabra dada y negociar sin tregua.

Él personalmente no negocia con los ladrones originales, pues estas obras pasan de mano en mano sin parar. Según cuenta, es una práctica habitual entre las mafias, hacer trueques temporales con obras de arte para saldar deudas entre ellos: “Yo no los conozco, pero ellos a mi sí. Voy dejando mensajes aquí y allí, y al cabo de un tiempo, me llama el grupo que tiene las obras.”

caravaggio-natividad-con-san-francisco-y-san-lorenzo-1609

Caravaggio. Natividad con San Francisco y San Lorenzo (1609).

Tanto el Dalí como el Lempicka, responden a esta situación, pues se las habían dejado en prenda a uno de estos grupos, y cuando descubrieron que eran robadas, no querían más líos. “En situaciones así hay que ser pragmático. La policía hace todo lo que puede para detener a los verdaderos autores. Y claro que los que me telefonean son delincuentes. Pero el peligro de que se pierdan piezas valiosas es enorme. De todos modos, siempre colaboro, ya sea el FBI, Interpol o fuerzas locales”, cuenta para el periódico El País en una entrevista.

Otro caso que narra es: “Tal vez recuerde el robo, en 1969, de un Caravaggio titulado Natividad con San Francisco y San Lorenzo”. Esta maravillosa obra del barroco se encontraba en Palermo, y en teoría fue sustraído por La Cosa Nostra. La versión oficial es que sigue en la actualidad desaparecido, pero Brand posee otra explicación: “Los mafiosos lo guardaron en una casa de campo, y cuando lo sacaron para darlo como paga y señal a otro grupo, se lo habían comido las ratas.”.

De manera similar, el pasado año consiguió resolver el enigmático caso de los Caballos de Hitler, que se encontraban en la Cancillería de Berlín y que se esfumaron en 1989 tras la caída de muro. Tristemente, aporta datos muy preocupantes: “Solo reaparece el 10% del arte robado en el mundo; el 90% restante nunca vuelve”; o que: “En 2015, la policía Alemana calculó que un 30% el volumen de arte es falso en el mercado”.

Ladrones de almas

Caballos de Hitler de la Cancilleria de Berlin. Obra del escultor Josef Thorak (1889).

Pero no siempre es “tan fácil” y se consigue lo que se busca, pues en la actualidad investiga un caso que lo tiene sin aliento. Se trata del futuro de siete cuadros robados en 2012 de la sala Kunsthal, en Róterdam, por un colectivo de rumanos que ya han sido condenados, pero que no confiesan el destino de las telas sustraídas de Gauguin, Picasso, Meyer de Haan , Matisse y Lucien Freud, temiendo lo peor y que hayan sido destruidas. Un futuro terrible para dichas obras y nosotros mismos, y es que por culpa del egoísmo humano, algo que es de todos, algo que se nos ha dejado como herencia a la humanidad, desaparecerá para siempre sin dejar rastro.

También te podría gustar...

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

*