TEA (Tenerife Espacio de las Artes)
Este mes celebramos el 8º aniversario de la apertura del que podría ser el mejor edificio construido en tierras canarias. El TEA, Tenerife Espacio de las Artes, es obra de los arquitectos Herzog & de Meuron, con la dirección del Arquitecto canario Virgilio Gutiérrez Herreros.
El estudio de Herzog & de Meuron es conocido internacionalmente por sus múltiples obras, el dominio de la integración de los edificios dentro de las tramas urbanas y el control de la materialidad de los espacios.
Con 20.622 metros cuadrados construidos en el centro de Santa Cruz, encontramos un condensador social que mezcla varios usos: La gran biblioteca pública, el museo de arte contemporáneo (Instituto Óscar Domínguez) y el Centro de Fotografía Isla de Tenerife. La institución además tiene entre sus objetivos el de “contribuir al florecimiento de la cultura, la cooperación cultural con diversos países y la promoción de los jóvenes talentos de la isla”.
El TEA es un lugar vivo que reúne personas de edades muy diversas y con diferentes intereses. La utilización de una plaza y una rampa-plaza modifica el concepto de biblioteca tradicional donde cada función tiene su lugar y su entrada y salida. Aquí todas las actividades se interconectan proponiendo diferentes accesos y movimientos dentro de este edificio multifunción.
El terreno era angosto e inhóspito, bastante inseguro y difícil de resolver; es por eso que una de las virtudes de la construcción del edificio es la regeneración urbana que se produce en el lugar, ampliando el radio de influencia dentro la ciudad, sirviendo de conexión entre la calle Castillo, el Mercado, el Rastro y el Museo de la Naturaleza y el Hombre.
El recorrido triangular de la plaza hace que se cree un espacio único por donde los visitantes discurren sin interactuar con la visión de los usuarios de la biblioteca. Este espacio además inunda de luz el volumen inferior de lectura y estudio.
El edificio se rompe en tres trapecios principales desplazados en planta, creando así diferentes patios, con plantas autóctonas, que alimentan de luz natural los espacios interiores.
Uno de los rasgos más característicos son las perforaciones de las fachadas principales (1200 cristales, 720 formas diferentes) que animan el skyline nocturno de la ciudad hacia ambos lados del edificio. La trama que forman estos pequeños agujeros, que perforan el hormigón macizo y brutalista, se obtiene a través del “tratamiento digital de una referencia vinculada con Canarias: el pixelado ampliado de una fotografía de los reflejos del sol sobre el mar”. Un dibujo que recuerda también a una piedra pómez, típica de las islas. Con ellos se consigue una distribución regular de la luz natural que se combina con una gran malla de hilos de lámparas diseñadas por los arquitectos.
El TEA es un oasis urbano dentro de la urbe capitalina, que entra en relación perfecta con lo que existe a su alrededor. Además, la Plaza de España nos recuerda y se relaciona directamente con el edificio, pues está diseñada por los mismos arquitectos, las mismas técnicas y siempre con unas reminiscencias volcánicas y naturales.