Julieta XLF
Julieta XLF, valenciana y creadora de un arte urbano para amantes de las derivas. Cuando las calles te hablan y te envuelven, cuando la prisa deja de existir para observar y sentir, ahí está ella. Sus colores te inundan el alma, presentando a sus niñas y animales siempre dispuestos a llenarte de energía. Quizás en este mundo cuando encontremos la calma veremos el arte, ese que siempre nos ha acompañado mientras nosotros estábamos ausentes.
-La niñez y con ella la inocencia. La forma de ver la vida con los ojos cerrados y sin miedos, así son tus muñecas. ¿Tú qué pintabas y soñabas de pequeña?
-De pequeña pintaba las paredes de mi habitación con lápices de colores, el suelo con tempera en los pies y soñaba con ser trapecista.
–Sabemos que eres licenciada en Bellas Artes y con un Máster en ilustración. Aun así dejas que las calles te susurren hasta decantarte por el arte urbano. ¿Por qué decidiste esta forma de expresión? ¿Cómo fue la primera vez que saliste a pintar y esa sensación de adrenalina?
-Yo me he decantado por ilustrar sobre el muro, en la calle, soy fruto de lo que he aprendido y vivido. Supongo que si hubiese estudiado otra cosa mi trabajo sería diferente. Me gusta la calle, la gente, cambiar de barrio, ciudad, país, mirar hacia arriba y ver el cielo, que llueva, haga sol, que se me acerque alguien y me pida, me diga, se queje, se alegre… Por eso me gusta pintar en la calle.
-El street art sin lugar a dudas una de las vanguardias de nuestro siglo. Tus obras son contempladas por deambulantes con o sin rumbo, dando la libertad de quedarse embelesado observando o continuar hacia adelante. ¿Consideras que tu arte hace libre al espectador? ¿Se convierten las calles en nuevos museos?
-La primera vez que pinté fue en Sicilia, en Palermo, concretamente en Mondello en un hall of fame, y mi mayor preocupación era pintar algo parecido a mi boceto pues los aerosoles no obedecían a mi intención. La adrenalina llegó en otros momentos 🙂 , lo que me enganchó de pintar en la calle no fue la adrenalina sino el compartir ese momento.
-Pero a su vez tienen una condición tanto estática como caduca. ¿Consideras que es una imposición visual? ¿Cómo lidias con la efimeridad de tu arte?
-Una de las cosas que más me gustan de pintar en la calle es que sea algo efímero y cambiante, que se deteriora, pierde color, se cae un trozo de muro… y pide ser pintado de nuevo. Me gusta el arte urbano porque da vida a la ciudad, las calles y el paisaje urbano cambian, te sorprende.
-La luz de valencia sin lugar a dudas envuelve tus obras. Tus niñas están cargadas de buenas energías y positividad, con una gran conexión con la naturaleza y quizás, una mentalidad más oriental. ¿En qué te inspiras para llegar a realizar tus obras? ¿Cuáles son tus influencias?
-Hace tempo mi trabajo tenía una influencia estética claramente oriental, actualmente creo que de eso solo quedan unos ojos rasgados que en realidad están cerrados. Me inspiro en la naturaleza, en ella he encontrado mi mejor musa, sus formas, seres y combinaciones de colores nunca dejan de sorprenderme. Me inspiro también en mis propias vivencias, viajes, en las alegrías, rabias y tristezas, grandes y pequeñas de la vida.
-No solo la temática nos llama la atención, sino los colores. Vivos, fuertes y con una gran carga emocional. ¿Por qué esa elección?
-Porque el color es vida, luz y alegría. La oscuridad, la tristeza y las “cosas” malas vienen solas.
–¿Que debería cambiar en la sociedad para conseguir vivir en tu mundo?
-Me podría pasar horas hablando de esto. Siento que el mundo está enfermo y la sociedad también. Mientras vivamos en una sociedad patriarcal, masculinista, donde lo único que importa es la economía y el bienestar de cuatro… Qué te puedo decir, todo el color es poco.
-En todas tus obras dejas un pedazo de ti pero, ¿cuál es el trabajo al que te sientes mas vinculada?
-Me siento especialmente vinculada a mis trabajos que tienen que ver con el mar, el mural que realicé en Messina, Mediterránea es un ejemplo de ello además del gran esfuerzo físico que me supuso. Por otro lado, del último mural grande que pinté para Cromàpica en Picassent, El Abrazo, creo que surge una nueva línea de trabajo y un proyecto que se está gestando en mi cabeza que es el proyecto al que hoy me siento más vinculada, lo que quiero hacer mañana.
-Históricamente el papel de la mujer en el arte no ha sido muy valorado. ¿Crees que esto está cambiando o que todavía queda un gran trabajo por realizar?
-Creo que está cambiando pero todavía queda muchísimo por hacer, no sólo en el arte.
-Una frase por amor al arte
Prefiero vivir por amor a la vida que trabajar por amor al arte.