Eurovisión 2017 – Puesto 26
Dihaj con Skeletons y una puesta en escena a caballo entre Bjork y The Cranberries fue del todo inesperado viniendo de Azerbaiyán. Arte contemporáneo en el gran escenario de Kiev, eso fue su actuación.
A lo Jekyll y Mr. Hyde fue la actuación de Croacia. Jacques Houdek, mitad ópera mitad pop, interpretó de manera perfecta una canción más propia de Il Divo o de una película sentimental profunda. Casa bien con lo que significa Eurovisión pero, personalmente, merece donde quedó.
Isaiah, niño de Talento TV, un producto creado a medida para encajar fue lo que mandó Australia. Uno de esos tantos niños que inundan YouTube con una casi-balada interesante, pero no suficiente.
La canción de Demy fue una de tantas. Lo que creo que sí gustó entre lOs eurofans fue la puesta en escena (hombre mojados, ya me entendéis).
Ay Manel, Manel… La canción no parecía mala, hubo mucho trabajo, una personalidad fuerte. Esa noche en directo, al acabar la actuación, me prometí que no la juzgaría sin escucharla de nuevo, pero casi fue peor.
La puerta que abrió IMRI al principio parece que Manel Navarro se encargó de darle la patada del siglo, y ya se sabe lo que pasa cuando un corral no tiene puerta…
Si ya fue polémica la elección de España hace escasos meses, se desató una tormenta de memes y comentarios jocosos en las redes sociales. El propio Manel Navarro reconoció el error en twitter. Ante esto nada más que decir, ¿pero el puesto 26? ¿Últimos? No creo que haya sido para tanto.
Daft Punk noruego: maravilla. Jowst (DJ+Alexander) con Grab the moment fue otra de las actuaciones que gozamos. Un tema rápido, con rollo y personalidad, muy de ahora. Una puesta en escena impecable lo hizo redondo. No merece su puesto final.
Bueno, y los gags… Lo mejor fue la aparición del carismático Måns Zelmerlöw, presentador del año pasado y ganador de Eurovisión 2015. Pausa dramática y clase.
Ahora de rellenar cuencos de papas fritas vacíos y empezar con las cervezas. Gracias por el tiempo Lucie Jones, gracias Reino Unidos. God save the Queen.
Canción potente la de Hovig. Gran estribillo, ritmazo y una cara bonita. What else? Pues esa es la cosa, que nada más. Chipre no llega, aunque roza el corazón del temazo eurovisivo.
¿Romanía con cantos tiroleses? Recomiendo que veas este hip-hop con grititos tiroleses, no tiene desperdicio.
La canción alemana, interpretada por Levina, no es una canción para Eurovisión. Es un pop del todo soso, la puesta en escena incluida. Buen tema pero, ya la segunda vez que se escucha, aburre. Carly Rae Jepsen, Taylor Swift… Algo así.
Al país anfitrión, Ucrania, se le fue la mano con el rock. O.Torvald con Time no midió bien la fuerza, sobre todo con el estribillo. Tiraba por momentos a scream, del todo desacertado para un evento con Eurovisión. Muy 2000 también he de decir.
Blanche pareció estar abducida del todo. Con una cara de lo más inexpresiva no llego a entender cómo el tema belga me gustó tanto. Un buen tema, pero la interprete… Pokerface total.
Llegamos a una encrucijada: ¿Qué hacer cuando el tema es bueno pero el cantante parece que no estuvo a la altura? Esto le pasó a Robin Bengtsson. La puesta en escena fue de lo más original, con cintas automáticas, pero no me bastó. A sus compatriotas suecos los dejó más fríos aún.
El participante más joven de todos los tiempos en Eurovisión: Kristian Kostov y sus 17 años. Tiene una voz con mucho rollo para no ser siquiera mayor de edad. Tiene un poder de conmover y envolver el ambiente asombroso.
Francia: delicadeza, ternura y un punto étnico de los que fueron territorios franceses muy bien ligado. Alma, con Requiem, cerró las actuaciones por el micrófono de cristal en lo más alto.
Minutos después, una divertidísima Verka Serduchka –participante por Ucrania en 2007– iniciaba la apertura del televoto. I love Serduchka: