Tú eres el toro, no la niña
En 1989 se instala “El toro de Wall Street”, una escultura de bronce de 3200 kg. Esta obra de Arturo Di Modica simboliza la fuerza y el poder, en una posición ligeramente agachada con intención de embestir, pero no contra nosotros sino contra la bolsa. Gracias a la manipulación todos creemos que es un símbolo oficial del Distrito Financiero, siendo un amuleto de prosperidad económica.
Pero su verdadero significado es todo lo contrario. Su autor quería realizar un acto de arte de guerrilla y con ello simbolizar la lucha del pueblo norteamericano haciendo frente al poder de las financias, aunque este discurso ha sido manipulado. Por desgracia el Dios del hombre es el dinero, y distintas campañas de marketing han rebautizado el icono a la voluntad del sector empoderado. Tal es así que es directamente relacionado con el capitalismo, la bolsa y los millones de enchaquetados que juegan a especular, también llamados brokers. Pero a este toro todavía podemos salvarlo de su crac del 17: una pequeña niña que ha venido disfrazada de revolución.
En vísperas del día internacional de la Mujer (7 de Marzo) esta pequeña desafiante es colocada enfrente del toro bravo. Valiente aunque frágil ante semejante despliegue de testosterona y animalidad abre sus brazos en jarras sin miedo al destino. A sus pies, una placa que dice: “Conozca el poder de las mujeres en el liderato. ELLA marca una diferencia”. Es sin lugar a dudas un gran homenaje para la mujer trabajadora y sus derechos. No todo es lo que parece y en este caso los niños no dicen siempre la verdad.
El creador del Toro, Arturo di Modica, ha hecho un despliegue personal contra dicha escultura. Se refiere a ello como una violación de sus derechos de creación, rompiendo su dinámica creativa. Podemos establecer distintas especulaciones sobre las repercusiones que quiere tomar ante su obra vecina. Las más destacada es en palabras del alcalde neoyorquino Bill de Blasio: “Los hombres a los que no les gusta que las mujeres ocupen espacio, que son exactamente la razón por la que necesitamos a ‘La niña sin miedo’”. Di Modica no está ni por asomo en contra de la reivindicación feminista.
El toro de Wall Street nació como arte no institucionalizado, discurso perdido a lo largo del tiempo. Ligado a su creación estaría la segunda mayor caída de la historia de la bolsa, el 19 de Octubre de 1987. El lunes negro recordaba a los ciudadanos el miedo a la crisis y el pánico que le acompañaba. Para mayor logro Di Modica realizó esta obra autofinanciada y colocó sin permisos su obra en el distrito financiero. Fueron los vecinos de dicha zona los que consiguieron que este icono esperanzador se quedara en el lugar donde fue colocado. Pero a lo largo de los años se ha convertido en una atracción turística para el agrado de todos los que gustan de tomarse fotos en cualquier lugar popularizado
Esto no acaba aquí, porque la niña sin miedo no es una iniciativa propia sino una campaña publicitaria de la agencia multinacional McCann. Volviendo a su placa: “ELLA marca una diferencia” (SHE en su idioma original), no se refiere a la pequeña, sino a la nomenclatura del fondo de índice perteneciente al State Street Globar Advisors.
No es guerrilla, sino una de las campañas publicitarias que más ha jugado con tu mente en bastante tiempo.
Es así como la industria se ha vengado del toro años más tarde. Esta obra ha perdido por completo sus valores originales, estando completamente contrapuestos a su intención inicial. Por ello la niña sin miedo es valiente, porque sus papás tienen dinero para sacarla de líos y este pobre toro solo quería recordarnos que viene del prado.
Aunque nos encantaría que no fuera cierto, y que fuera una reivindicación de género, esto no es arte callejero ni un acto contracultural. La niña sin miedo se ha apropiado del discurso del Toro de Wall Street. Hemos sido manipulados otra vez y el lobo se ha vuelto a disfrazar de cordero
Nunca debemos de olvidar que detrás del arte siempre hay una historia. Depende de nosotros el despertar de la curiosidad y la búsqueda del conocimiento.
Por mucho que esta niña se ponga su traje de luces, la plaza esté llena de flores y los asistentes aplaudan con júbilo, este toro nació para ser libre.