Spoiler alert
Este artículo termina con una disertación sobre cómo el argumento es el elemento de menor importancia en una narración, haciendo ver que los llamados spoilers no son más que una tontería; y sí, hoy me apetece comenzar por el final, porque estoy seguro de que ello no arruinará vuestra experiencia como lectores.
La naturaleza libre de la información es una realidad alarmante para los que nos gustan las buenas historias; o mejor dicho, para los que piensan que una buena historia se sostiene solo por su argumento. Las redes están infectas de un virus llamado <<cultura del spoiler>>, que se contagia a través de la vista y el oído. Algunos de los síntomas de esta enfermedad oscilan entre fuertes discusiones con tu pareja sobre tu serie favorita y el cambio de un plan de cine por otro de manta y peli. Si los ordenadores tuvieran alma gritarían: corred, insensatos; y no sería spoiler porque ya está muy visto.
En tiempos convulsos siempre es bueno refrescar un poco nuestras cabecillas con algo de narratología y un poco de sentido común; cuando se trata de spoilers, la ignorancia no da la felicidad, sino el conocimiento. En primer lugar, me gustaría plantear una reflexión sobre nuestro bagaje audiovisual y literario, a ver qué tal se nos da hacer memoria: ¿Narraciones basadas en hechos reales? ¿Biografías? ¿Autoficción? Son spoilers andantes y no nos importa; seguimos disfrutándolas (en efecto, a Lincoln se lo cargan al final de la peli). El día en que lo iban a matar, Santiago Nasar se levantó a las 5.30 de la mañana para esperar el buque en que llegaba el obispo. Este es el inicio, que no el final, de Crónica de una muerte anunciada; hasta el título es un spoiler y sigue siendo lectura obligatoria en muchos institutos españoles. Probablemente, uno de los spoilers más conocidos de la historia del cine es el final de El sexto sentido, tan conocido que ya se trata como a un viejo amigo. Todos sabíamos cual era el futuro de John Nieve antes de la retransmisión del dichoso capitulo en España, y probablemente la muerte de Dumbledore sea ya cosa de cultura general. Sin embargo, disfrutamos de todas y cada una de estas narraciones: ¿Por qué?
La realidad es que lo que une a obras tan dispares y, al mismo tiempo, las hace magníficas, no es su argumento. A decir verdad, es muy difícil encontrar una película cuya historia no se fundamente en algún arquetipo. Desde la trama de suspense de El sexto sentido a la de aventura o de quest, como la llaman los expertos extranjeros, de Harry Potter; con algo de análisis y anticipación se puede saber el desarrollo de casi cualquier narración; son el resto de elementos los que hacen de una obra una experiencia estimulante. Si no me creéis, parémonos a pensar: ¿Por qué ver una película dos veces, si ya conocemos el argumento desde la primera? Pues porque lo que realmente nos fascina como espectadores, lectores o, como a mí me gusta llamarlo, consumidores de historias, es cómo están contadas; los temas, la cinematografía, el diseño de personajes, los diálogos, la dirección, el sonido. No debemos olvidar que todos ellos son elementos tan narrativos o más que el argumento y que, muchas veces, nos cuentan más y en mayor profundidad que su sobrevalorado compañero.
En definitiva, si una obra se ve arruinada por el destape de uno solo de sus elementos, esto quiere decir que tiene grandes carencias en el resto. Quizá deberíamos empezar a juzgar desde el spoiler, reflexionar sobre si ha valido la pena o no verla, aun sabiendo cómo va a terminar y, finalmente, comenzar a apreciar los no tan pequeños detalles que hacen de ella algo especial.
Muy bueno. Gracias
Gracias a ti por leer!