¿Qué hay detrás de las sonrisas de Yue Minjun?
Último artículo antes de coger vacaciones y despedir esta primera mitad de temporada que tanto nos ha dado. Atrás queda ya nuestra incursión londinense a manos de Tony Cragg y Matthew Stone, nuestro particular guiño a la patria con BAKEA, nuestra visita exprés a Nueva York con Jose Romussi o nuestro salto a Perú con Abel Bentín. Ahora toca subirse una vez más a nuestro particular avión, pero con un cierto regusto a nostalgia y excitación por lo que vendrá tras la época estival. Como despedida viajamos a tierras muy lejanas en busca de ese artista contemporáneo tan rompedor e interesante que marca el leitmotiv del panorama internacional en lo que a producción artística se refiere.
Nos trasladamos hasta China, más concretamente hasta Beijing. Allí hallaremos a un artista polifacético y multidisciplinar cuyo trabajo está plenamente marcado por un elemento común, una constante que repite en bucle en todas sus vertientes y que se ha convertido en su particular sello de identidad: la sonrisa.
Yue Minjun, nacido en la provincia de Heilongjian, trabajó en la industria petrolera hasta los acontecimientos del Levantamiento de 1989 en la Plaza de Tiananmén, o conocidos como La Masacre de Tiananmén, cuya imagen icónica y que está anclada a nuestra consciencia colectiva es la del hombre con bolsas de plástico frente un tanque. Tras las protestas se unió a una colonia de artistas fuera de Beijing, y rápidamente comenzó a ganarse el reconocimiento de sus compañeros y la aclamación de la crítica, llevándolo a exposiciones internaciones.
Minjun en su obra realiza y explota el autorretrato de una manera ácida y completamente diferente a todo lo visto hasta el momento. Encasillado normalmente dentro del movimiento artístico chino del “Realismo cínico” (junto a Fang Lijun y Liu Wei) él refuta dicha etiqueta. Influenciado no solo por la propia historia del arte oriental, sino también por la occidental, vemos en sus autorretratos una clara influencia surrealista en sus pigmentos y escenarios de ensueño, donde el cuerpo roza un cierto expresionismo esquelético y retorcido. También podemos observar ciertas referencias a grandes obras del arte “clásico” como su mítica pieza Ejecución (que como dato curioso fue la obra de arte contemporáneo chino más cara vendida en el 2007), que recuerda mucho a los fusilamientos de Goya en la pintura 3 de mayo de 1808.
En sus múltiples representaciones la risa obtiene el protagonismo absoluto y se infiltra en diversas actitudes y paisajes llevando acabo, de forma pasiva pero supina, una clara crítica socio política de la cultura china, confrontando la historia de su país con el canon occidental. Con dicha herencia, el arte pop chino re-direccionar su aparente frivolidad para canalizarla hacia la política y hacia una acción de denuncia.
Yue no solo se centra en la pintura acrílica, también trabaja la escultura, la acuarela y el grabado; manteniendo siempre su esencia y modus operandi. Un artista único y cuya obra pasará a la historia con una sonrisa de oreja a oreja.
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