Irene Moray
Llegó el verano y con él el tan esperado tiempo libre, el momento perfecto de hacer las maletas y realizar alguna loca escapada llena de aventuras que marcarán un antes y un después en nuestra propia manera de ser y de vivir. Este impulso salvaje que nos invade por dentro, y que parece estar enfocado a cambiarnos por completo el rumbo de nuestro destino, es alimentado por el buen tiempo y la oportunidad de cambiar de contexto, de gente y, hasta si cabe, de estilo de vida.
Bajo esta idea, la joven fotógrafa catalana Irene Moray y su amiga realizadora Nur Casadevall, prepararon su equipaje y tomaron rumbo hacia el más frío de los viajes: Islandia. Este país alejado de todo frenesí, y donde la cadencia y serenidad cumplen un papel esencial, es convertido en el improvisado escenario elegido para llevar a cabo esta maravillosa serie fotográfica titulada Iceland Diary.
Este remoto paraje atemporal, repleto de enigmáticos y poéticos páramos salvajes, y que presenta una señalada virginidad natural, se convirtió en su hogar durante dos meses intensos y por el que se movieron haciendo autostop por toda la isla.
La fusión de ambas mentes creativas da como resultado dos proyectos simbióticos de documentación donde, sin la más mínima pretensión, se lleva a cabo un proceso de retratar sus propias vivencias.
Todo parte del interés de Nur por la escena joven de Reykjavik, por lo que días antes de comenzar el viaje, empezó a ponerse en contacto con gente de allí a través de Instagram. Es cuando conoce a Daniel, uno de los chicos que acabaría convirtiéndose en uno de los protagonistas de dicho trabajo. Tras quedar con él y tomar un par de cafés, fueron conociendo a sus amigos y penetrando sin darse cuenta en todo el meollo.
Como resultado final, un conjunto de misteriosas fotografías que podemos ver a través de la lente de Irene y un video realizado por Nur. Con ciertos matices noventeros, retratan la vida y contexto de un grupo de jóvenes islandeses de pelos largos y amantes de los tatuajes.