Mr. Robot
Destruimos partes de nosotros cada día. Photoshopeamos nuestras verrugas. Editamos las partes que odiamos, modificamos las partes que creemos que la gente odia. Limpiamos nuestra identidad, la pulimos y la destilamos”
Decía cierta escuela alemana de psicología de la percepción que el todo es más que la suma de las partes. Cuando vamos al cine o empezamos a ver una serie no tardamos en darnos cuenta de que, desgraciadamente, muchas son un copia y pega de otras más antiguas, pero ligeramente actualizada y con otros actores. Esa decadencia, esa falta de originalidad que asoma desde hace varios años en las grandes producciones norteamericanas ha dado a luz a una larga lista de remakes, adaptaciones de videojuegos, comics de superheroes y demás regurgitaciones que han hecho que cuando uno se topa de frente con algo que se salga de la corriente comercial se sienta realizado. Muchas veces la salida de esta monotonía viene de alguna idea que parezca singular, aunque estas obras aparentemente creadas ex nihilo siempre tienen sus influencias, los pilares sobre los que se asienta.
Hace tres temporadas que empezó la serie Mr. Robot. Describirla es difícil, ya que mezcla suspense, críticas a la sociedad occidental, un apocalipsis de la tecnología digital y hackers que tratan de cambiar el mundo. Al verla se pueden reconocer muchas influencias. El propio director, Sam Esmail, reconoce que es un cinéfilo y ha tratado de rendir homenaje a todas las películas ha visto. A diferencia de una fotocopia, la serie sería el equivalente a un collage, una recopilación de lo mejor de la gran pantalla que ha originado algo más que sus elementos por separado.
Si recordamos Matrix, Neo y Elliot trabajan como informáticos en grandes empresas que exigen código de vestimenta. Tienen una vida monótona hasta que aparece una misteriosa figura paterna que les ofrece formar parte de un proyecto en el que hacer algo grande. Mientras, el mundo de Matrix es en realidad un apocalipsis donde los humanos son criados para dar energía a las máquinas que controlan todo. En Mr. Robot las interacciones sociales, las rutinas o los vicios de las personas son formas de esconder la brutal realidad del mundo en el que vivimos. Elliot dice “Vivimos así porque es doloroso no fingir. La ignorancia es una bendición”.
Tambien podriamos considerar la serie como una actualización de El club de la lucha. Sus protagonistas son personas reducidas a objetos dentro de la maquinaria corporativa de sus empresas. Buscan una salida a sus vidas en un mundo donde el valor que tienen las personas se reduce a la productividad que puedan generar como consumidores. En ambos casos los protagonistas comparten el mismo trastorno de personalidad múltiple, y que su otro yo busca transformar el mundo de manera radical, aunque esto pueda tener un final desastroso.
Uno de los personajes secundarios encajaría dentro de la pelicula American Psycho. Tyrell Wellick y Patrick Bateman son dos hombres de éxito en una gran empresa situada en Nueva York. El sexo es una forma instrumental de conseguir sus objetivos. Las personas como medio para alcanzar sus fines egoistas. “No hay intimidad, solo transacción”.
Si comparamos a Elliot con el protagonista de Taxi driver, ambos son dos afligidos por la soledad que buscan una manera de cambiar el mundo. Cuando su terapeuta le pregunta qué es lo que no le gusta del mundo, Elliot comienza diciendo que tenemos a Steve Jobs como un modelo a seguir cuando ha salido a la luz que Apple estaba implicada en la explotación infantil de niños en Asia y que en sus fábricas han tenido que poner redes en sus instalaciones en respuesta a varias oleadas de suicidios entre sus trabajadores. Ambos tienen el problema de las grandes ciudades, se sienten solos a pesar de estar rodeados de 8 millones de personas.
Además, en la serie se pueden ver elementos más profundos. Más allá de la clara crítica al capitalismo, se relata un aspecto clave de la sociedad del siglo XXI: la alienación. La alienación de la humanidad, del mundo y la personal.
Uno de los aspectos que destacan es la forma de conectar entre las personas, a veces incluso ilegalmente cuando hackean sus ordenadores. Podemos ver a la agente Di Piero masturbándose en la soledad de la noche mientras chatea de forma anónima. Su única compañía es Alexa, la asistenta de voz de Amazon. Elliot tiene dificultades para conectar con su familia, sus amigos, su pasado e incluso con la realidad.
Elliot no entiende sus comportamientos, sus emociones ni a las otras personas. Para el filósofo Feuerbach, Dios era la principal fuente de alienación, el resultado de la necesidad de una figura que recogiese los ideales humanos como la justicia, el amor y la sabiduría. La concepción de que Dios nos hizo a su imagen y semejanza quedaría invertida. Quedamos alienados de nuestros ideales porque no podemos acceder a ellos directamente sin pasar por la figura de Dios, por esto perdemos el control. Elliot crea a Mr. Robot (una parte de su personalidad con la imagen de su difunto padre que se atreve a ir más allá de lo que jamás haría) y este empieza a controlar su vida. “Mr. Robot se ha convertido en mi Dios; Mr. Robot, el omnipresente observador silencioso”. Representa los ideales de Elliot, crear un futuro mejor sin EvilCorp. Para deshacerse de él, el protagonista empieza a consumir anfetaminas y anotar en un diario lo que hace cada hora.
Por otro lado, la sociedad tiene otro Dios: el consumismo. Esta faceta se ve reflejada de una manera magistral en la serie. En ella se presenta la sociedad de consumo como una ilusión colectiva. La tecnología aleja a las personas de su verdadera naturaleza.
Angela Moss pierde a su madre por una fuga de residuos en una fábrica. La empresa detrás de esta fábrica era EvilCorp. No obstante, Angela empieza a trabajar en la empresa, gana un buen salario y lo que en un principio empezó como infiltrarse en las líneas enemigas le termina gustando. Llega un momento en el que va a una zapatería a comprarse unos Prada tras el suicidio de uno de los dirigentes de la empresa. El dependiente de la tienda, incrédulo, descubre lo que ha pasado ya que quedan restos del cerebro del difunto en los zapatos que ella lleva.
Otro tipo de alienación que la serie muestra es el llamado “fetiche de la mercancía”. Para Marx las mercancías median las relaciones humanas. Les aportamos un valor abstracto de tal forma que todo puede ser mercantilizado. Esto se ve en el caso de Tyrell Wellik y en el escándalo de EvilCorp, donde la muerte de personas por vestidos tóxicos demuestra que el beneficio es más importante que la vida.
Según las ideas del autor, cuando sean destruidas las alienantes fuerzas de consumismo seremos libres. “Encontraremos a nuestro autentico ser después de eliminar las solicitudes de amistad en facebook o las estrellas de valoración en compras”.
https://www.youtube.com/watch?v=Zw3uN1JZfYY
https://www.youtube.com/watch?v=SSEVmgebSKw&list=WL&index=68&t=62s