La incandescencia del alma

Artículo 20 de la Constitución española:[1]

1. Se reconocen y protegen los derechos:

a) A expresar y difundir libremente los pensamientos, ideas y opiniones mediante la palabra, el escrito o cualquier otro medio de reproducción.

b) A la producción y creación literaria, artística, científica y técnica.

c) A la libertad de cátedra.

d) A comunicar o recibir libremente información veraz por cualquier medio de difusión. La ley regulará el derecho a la cláusula de conciencia y al secreto profesional en el ejercicio de estas libertades.

2. El ejercicio de estos derechos no puede restringirse mediante ningún tipo de censura previa.

3. La ley regulará la organización y el control parlamentario de los medios de comunicación social dependientes del Estado o de cualquier ente público y garantizará el acceso a dichos medios de los grupos sociales y políticos significativos, respetando el pluralismo de la sociedad y de las diversas lenguas de España.

4. Estas libertades tienen su límite en el respeto a los derechos reconocidos en este Título, en los preceptos de las leyes que lo desarrollen y, especialmente, en el derecho al honor, a la intimidad, a la propia imagen y a la protección de la juventud y de la infancia.

5. Sólo podrá acordarse el secuestro de publicaciones, grabaciones y otros medios de información en virtud de resolución judicial.

La constitución española, el recurso por antonomasia al que nos podemos amparar para saber que es o no legal. ¿Pero qué pasa cuando dicha legalidad es rota?

El arte, desde su existencia, ha sido una muestra del contexto histórico en el que nos encontramos, siendo la máxima expresión de nuestros pensamientos. Durante los últimos años en España hemos caído en una inquisidora caza de brujas en la que muchos son los creadores castigados por simplemente plantear su arte contradictorio al gusto de la mayoría.

Presos políticos, de Santiago Sierra

Presos políticos, de Santiago Sierra

La última obra acosada por la supremacía de este país fue Presos políticos en la España contemporánea de Santiago Sierra. Dicha obra está compuesta por veinticuatro fotografía pixeladas, las cuales retratan, como bien indica su nombre, a aquellos que han sufrido las represalias del estado por distintas acciones, destacando a personalidades como el líder de ERC, Oriol Junqueras; el exconseller, Joaquim Forn; los dirigentes de la ANC y de Òmnium, los Jordis; y distintos personajes quizás con más anonimato (como los jóvenes detenidos por agresión a dos guardias civiles en Navarra, activistas del 15M o los titiriteros de Madrid).

Cabe destacar que dicho autor fue galardonado en el año 2010 con el Premio Nacional de las Artes Plásticas en España por su carácter crítico hacia la sociedad y sus desigualdades. Este premio fue rechazado por Sierra.

Parece paradójico que ocho años después de ello aconteciera uno de los momentos más bochornosos contra el arte, el acoso hacia su obra. Esta polémica tendría como escenario ARCO, santuario de carácter anual centrado en la exposición y venta de arte contemporáneo. Es sorprendente que dicha feria resultara ser una de las más transgresoras del país español con extravagantes proyectos de distintas temáticas hasta la actualidad. Pero en su última apertura se convirtió noticia no por las obras expuestas sino por la obra retirada. Debido a la petición del director de Ifema fue retirada del recinto.

La consecuencia de ello sería el famoso Efecto Streisand, siendo un fenómeno que tras un acto de censura consigue más divulgación y visibilidad, contrario al objetivo de sus oponentes. Es por ello por lo que fue comprada por el empresario Tatxo Benet por la suma de 96.000 € para ser expuesta en el museo de Lleida, recibiendo un gran número de visitantes.

Portada de Fariña, de Nacho Carretero

Portada de Fariña, de Nacho Carretero

Es por ello por lo que un testimonio claro de lo ocurrido en nuestro tiempo es perseguido mostrando como la propia idea artística cobra vida, convirtiéndose en el objeto real representado. Lo más lamentable es que esta no es la primera representación artística que ha sufrido una censura directa.

El siguiente de esta lista no pertenece a las grandes esferas del arte, y quizás es por ello por lo que ha sido condenado a tres años y medio de prisión. Este es el caso del rapero mallorquín con el nombre artístico de Valtonyc. Ha sido juzgado por el Tribunal Supremo por delitos como enaltecimiento al terrorismo, injurias a la Corona y amenazas, entre otros. Algunos de los ejemplos por los que ha sido juzgado son frases como “Le arrancaré la arteria y todo lo que haga falta, queremos la muerte para todos estos cerdos”[2] o “Merece la muerte todo aquel que se aprovecha de pisados, pobres, de quienes más lo necesitan”[3].

Cabe destacar que estas palabras son para fines musicales y que su creador jamás realizó ninguna acción delictiva más allá de escribir y rapear dichas letras, siendo de mejor o peor gusto según la consideración personal de cada uno. Debe ser que las palabras son las armas más letales del siglo XXI.

Continuando con la persecución al arte de la escritura debemos destacar el ensayo periodístico Fariña realizado por Nacho Carretero. El secuestro de esta obra se debe a que trata sobre el narcotráfico en los años 80 y 90 de Galicia, pero involucraba en dicha actividad al exalcalde José Alfredo Bea Gondar. El delito en este caso sería de injurias y calumnias hacia dicho personaje. Esto implica la retirada de los ejemplares producidos y, por supuesto, la paralización de su distribución. Es importante recalcar que la participación de Bea Gondar en la descarga de cocaína fue probada para la Audiencia Nacional, aunque fue absuelto por el Tribunal Supremo. No obstante, sí que sería condenado por blanqueo de capitales proveniente de dicho delito de narcotráfico. Por ello, aunque la participación de este exalcalde ha sido probada, e incluso condenada, se considera un delito relatar la realidad de este caso.

Por desgracia la lista de los artistas perseguidos por la “justicia” española no acaba aquí siendo relevantes los casos de otros músicos, titiriteros, escritores; en definitiva: creadores. Más o menos desafortunados en sus críticas, violentos o irónicos, pero siempre arropados por la libertad que todos y cada uno de nosotros creía tener. Cuando censuran la cultura no acallan una obra sino un pensamiento, una expresión pura del estado del ser. Todavía no se han dado cuenta de cuando se enciende una cerilla prenden las demás. Que la llama que inspire el arte nunca mengue, porque entonces nuestras almas libres caerán en la oscuridad.


[1] http://www.derechoshumanos.net/constitucion/articulo20CE.htm

[2] Disco ‘Residus de un poeta ‘Canción 1: ‘Circo balear’

[3]Disco ‘Residus de un poeta ‘Canción 11: ‘El mundo dona llicencia per a matar’

 

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