La arquitectura debe ser EXCITANTE
En el fondo del asunto consiste en emocionar, mediante el efecto de las miles de incidencias que iluminan el alma, la sorprenden, la satisfacen, la irritan y la despiertan.”
Le Corbusier, Le Modulor (1948).
Estamos en un momento donde debemos controlar los fenómenos urbanos, donde la arquitectura debe entenderse como un suceso relevante. Las ciudades han sido formadas mediante las estructuras que han surgido a lo largo de los años y han configurado el tejido urbano. La forma de la ciudad se encuentra sometida a un proceso continuo de desarrollo, donde no existe una relación entre los tipos edificatorios y la forma urbana constante, que varía según el periodo.
¿De qué estamos hablando? ¿De arquitectura? ¿De urbanismo? ¿De urbanismo y arquitectura?
Todos los elementos de una ciudad no deben examinarse de forma aislada, sino con el resto, entendiendo que esta se encuentra en evolución compositiva constante. La urbe se plantea, por lo tanto, como un proceso continuo de producción donde este se convierte en el hilo conductor: “La arquitectura comienza y termina en el mundo de la imaginación”.
Debemos mantener un diálogo entre lo nuevo y lo viejo, reprogramando los espacios ya que la ciudad se mantiene en constante transformación, pero no necesita un mayor crecimiento, sino una reactivación. La idea empieza por atender las necesidades del ser humano para formar las piezas arquitectónicas. Hay que comprender el medio para el que se está trabajando, tenemos que dotarlo de intensidad social. La arquitectura debe ser excitante, atractiva, emocionante, debe tener urbanidad y convertirse en un elemento fundamental para el goce de la sociedad. Debe ser un espacio de socialización y encuentro que ayude a crear vínculos entre las personas. Un espacio de intercambio, animado.
Nunca podemos separar nuestro pensamiento de las relaciones entre el hombre y el medio. La falta de recursos naturales y de energía tiene la necesidad de replantear las relaciones sociales y la naturaleza. ¿Cómo puede ser pertinente desde la historia y utilizar las categorías del presente para interpretar las realidades del pasado?
No existen soluciones universales. Cada elemento arquitectónico debe tener su propia condición y ubicación. De esta manera la naturaleza del asunto reside en la reutilización, la reparación y el reciclaje del objeto, siendo pasado, presente y futuro, ya que el tiempo no es lineal sino un espacio de transición. Para la reutilización de paisajes arquitectónico debemos observar su degradación y conocer sus leyes y peculiaridades para poder integrarse en ellos.
Debemos entender la relación entre las escenas históricas como una sucesión en cadena mediante una modificación conceptual del paradigma territorial. No podremos obtener parámetros comunes, pero sí similares que recogerán la esencia de lo que nosotros necesitamos para poder variar su formato. Estableciendo, de una manera u otra, el crecimiento desde este punto en relación siempre con la ciudad.
Dotar las ciudades de espacios públicos es un factor muy importante, pues establece contacto directo con el hombre y la pieza. Y es aquí donde la arquitectura tiene una misión social. Arquitectura pensada para el hombre. Los materiales son una expresión alternativa del lenguaje donde ya no sólo los propios elementos arquitectónicos van configurando el paisaje de la ciudad, sino elementos que ayudan a construir el escenario social.
Lo que sí podemos afirmar es que estas piezas dentro de una ciudad se establecen como una condición singular que provoca una intensidad urbana, como un mecanismo social. Cada uno será distinto y se abordará de manera diferente. Pero siempre establecerá una relación con el cuerpo humano, causando efectos positivos a las personas al introducirse en ellos.
Estas piezas a lo largo de la urbe deberán estar comunicadas mediante una red, un tejido constante. Para poder lograr esta constante regeneración del espacio es necesario mantener un constante movimiento o flujo.
Estos deben sufrir transformaciones cuando se quedan obsoletos. Debemos modificar las condiciones del objeto que ayude a transformar la ciudad. Es imprescindible su redimensionamiento, y muchas veces un cambio de significado sin alterar su forma. Es posible transformar el mismo objeto para otorgarle distintos significados, su forma para la que fueron creados ha cambiado y ahora tienen un contenido distinto.
No sólo a vender y a comprar se viene a Eufemia, sino también porque de noche, junto a las hogueras que rodean el mercado, sentados sobre costales o barriles, o tendidos sobre pilas de alfombras, a cada palabra que dice uno -como ‘lobo’, ‘hermana’, ‘tesoro escondido’, ‘batalla’, ‘sarna’, ‘amantes’-, los otros cuentan cada uno su historia de lobos, hermanas, tesoros, sarna, amantes, batalla.”
Italo Calvino, Las Ciudades Invisibles (1972).
No se trata de invertir la realidad, se trata de reinterpretar las nuevas relaciones que podemos establecer con ellas y de las posibilidades que nos otorga cada pieza, domesticando el espacio para la nueva función que le ha sido otorgada, permitiendo habitar más allá del concepto de rehabilitación. Ampliar su capacidad de transformación y reactivando los espacios por los usuarios. Creando la posibilidad de un contenedor urbano en un edificio, una plaza, etc.
No estamos obligando a la gente hablar con su vecino, pero estamos poniendo uno al lado del otro y a ver qué pasa.”
Florian Beigel, The Cass.
Generemos espacios como condensadores de actividades, descontextualicemos los objetos y pongamos la arquitectura al servicio de la humanidad.