Erik Air: “Repetir tu nombre aquí y allá debe implicar algo de ego. Si no supongo que lo harías en tu casa o en una libreta”
-¿Quién es Erik Air?
-Erik Air es el resultado de un proceso que se inicia hace 17 años, cuando por primera vez escucho la palabra grafiti. Nacido en Tenerife (1990), tenía unos 11 años y fue en el colegio cuando un amigo de clase me trajo un boceto que había llegado a sus manos ese verano, cuyo autor era Víctor Seus.
–¿Cuándo te introdujiste en el arte callejero?
-Empecé a hacer bocetos de letras como un loco, mucho tiempo, durante casi todos los días, hasta que con 13 años tuve acceso a mi primer spray. Estaba por La Cuesta una tarde dando una vuelta en bici, haciendo caballitos y esas cosas, cuando de repente me veo a un tío agachado en un muro pintando. Pintando con sprays, y fue como: “¡Mira, un grafitero!”. Pues, me paré a su lado y empecé a hablar con él de grafiti (como si yo en ese entonces supiera algo). Se llamaba Spoe y era asturiano. Era la primera vez que veía un spray, y el mismo chico que me enseñó el boceto de Victor Seus, también me había hablado de los míticos sprays MTN Hardcore (el primer modelo, el de la cuadrícula) y me había dicho que esos eran con los que se pintaba. Y eran esos los que él tenía, así que aprovechando un momento de despiste de Spoe le cogí uno de color blanco hueso “prestado” y me piré con la bici. A partir de ahí seguí pintando con lo que pillaba hasta que encontré la tienda Buho 13 y pude comprar mis primeros sprays. Me los pagó mi tío para que le pintara algo en un camión que tenía, sobra decir que la puerta del camión hubo que repintarla de blanco (de esto los pibes de mi barrio son testigos).
Pinté un Pato Donald en el patio del recreo delante de todo el colegio. Me salió increíblemente mal y todo el mundo se reía de mí, hasta los profesores”
También tuve una experiencia bastante jodida en el colegio porque volví a pintar un Pato Donald en el patio del recreo delante de todo el colegio, me salió increíblemente mal y todo el mundo se reía de mí, hasta los profesores. Mi primera firma fue “The Boss”. No sé ni por qué, luego empecé a firmar “Warcore” por un tío que salía en el Tony Hawk (el juego de skate de la Play Station 1) y lo acorté a “War” cuando tenía 15 años aproximadamente y empecé a pintar a saco en la calle. Firmas, platas y pompas que fue lo que llenó mi vida hasta que cumplí los 21.
Ah, y gracias a internet, pude reencontrarme con Spoe años después (me encontró él a través de esflog.com) y le pedí disculpas por haberle cogido su spray. Él me respondió que, solo por ver que había seguido pintando, le compensaba que un chiquillo le hubiese robado un spray en Tenerife.
-¿Qué significa ser parte de la Crew AirBoys?
-Airboys son mis amigos de toda la vida. Nos hemos criado juntos y hemos evolucionado juntos en todos los sentidos. Hay muchas historias, muchas anécdotas y momentos heavys detrás de ese nombre. Para mi significa haber coincidido en el mejor momento con las mejores personas que podía haber encontrado y haber sido parte activa del movimiento del grafiti de la isla durante mucho tiempo. Para otros somos una panda de chalados, la mejor elección para salir de fiesta o, como nos dijeron una vez, “un grupo de sectarios prepotentes”.
-¿Cuál crees que es la función del arte en espacio público?
-Pues según lo que quiera transmitir el autor: agitar, recordar, decorar, etc. Para mí, simplemente, hacer un poco más feliz a la gente mejorando su entorno cotidiano.
-¿Qué factores crees que influyen en la permanencia de una obra tanto por parte de otros artistas como por la de las instituciones que realizan encargos?
-Considero que influye el respeto de esos artistas a la obra ajena y su conocimiento de los códigos del mundillo. En el grafiti hay muchos códigos no escritos pero que, de una forma u otra, te llegan antes o después, pero llegan. Tú no puedes tapar una pieza de otra persona así como así, se valora la reputación del autor, la calidad y el tiempo que lleve la pieza en la calle, así como su estado de conservación, entre otras cosas. Es bonito que se renueven los muros, pero también hay que respetar un tiempo de permanencia, por lo menos en Tenerife yo lo he vivido así. Y hay una diferencia abismal entre el grafiti legal y el ilegal, este último es muy competitivo.
Incluso el sitio cuenta. Si alguien se curra un sitio guapo o difícil para una pieza ya está, dejémosla ahí. Por parte de las instituciones, es otro tema. Se supone que tú pagas algo para que dure. Para que un mural dure se deben cumplir algunos aspectos técnicos como la correcta elección y aplicación de los materiales que se van a usar, el estado de la pared, si es necesario repararla o no, etc. Si una vez cumplido esto, si la institución decide borrar el mural pues habrá algún otro factor de por medio, otros intereses. No nos olvidemos que al final detrás de los murales hay una pared, si esta cumple su función y se encuentra en buen estado a nivel estructural, el mural debería durar bastante. Lo digo mucho, a veces hay que tener menos ojo de artista y más de albañil (que desde mi punto de vista es un arte también, como muchas otras profesiones infravaloradas).
-¿Cuáles crees son las principales diferencias entre exponer en espacios institucionales y en el espacio público? ¿A su vez, qué opinas sobre las políticas represivas y persecuciones que se realizan a los artistas que no se adaptan a los espacios normativos?
-Pues la facilidad de acceso, supongo. Siempre será más fácil pintar un muro en la calle que acceder a galerías. Sobre las políticas represivas, depende. Si te pasas, te van a fundir, eso es así. Y si te pasas, sé listo, o consecuente, con lo que te toque. Todo tiene sus riesgos y cada sitio tiene sus normas y códigos, que existen por algo. No se puede conducir borracho porque te puedes matar o matar alguien. Y no se pueden pintar las casas de la gente, porque a lo mejor a la gente le gusta su casa como está. Pero también es cierto que en Tenerife faltan espacios públicos para que la gente se desarrolle, ya que cuando la gente se salta las normas por algo será, porque a nadie le gustan los problemas. Con nuestro proyecto MUROS LIBRES hemos habilitado algunos muros en La Laguna para que la gente pinte tranquilamente de forma legal. Todavía falta mucho, pero estamos en el camino. Debe haber diálogo e intención de mejorar las cosas por ambas partes. Si tú intención es apoderarte del derecho a decidir sobre una propiedad ajena, pintándole la reja al panadero con tu firma sin tener en cuenta su opinión, a lo mejor no quieres mejorar nada. Y si tú intención como institución es reprimir a la gente en vez de formarla y educarla, o buscar alternativas para poder convivir en armonía, pues quizás lo mismo.
Aquí lo fácil es quejarse.
Si te pasas sé listo, o consecuente, con lo que te toque. Todo tiene sus riesgos y cada sitio tiene sus normas y códigos”
-¿Consideras el arte callejero, en especial el grafiti, un ensalzamiento del ego?
-De todo hay. Habrá quien lo haga por ego y habrá quien lo haga por moda. Pero es verdad que esto de repetir tu nombre constantemente aquí y allá algo de ego debe implicar. Si no supongo que lo harías en tu casa o en una libreta. El que pinta en público espera un público. De todas formas, reconocer que algo se hace por ego es un proceso algo complicado. Yo lo hacía por la satisfacción de competir, por ego, porque irse en plan boina verde a pintar y caminar de noche mola. Te metes en la película, y más con tus amigos. Ver un sitiazo y tener que ir a pintarte un platón sí o sí. Como al día siguiente ya estuviese cogido por no haber ido esa misma noche, la frustrada y el mosqueo eran enormes.
-¿Crees que existe una contradicción en la reivindicación de la libertad y clandestinidad del grafitero contra los encargos y beneficios del muralista o que son distintas facetas y etapas?
-No lo veo tan radical como para polarizarlo así. En mi caso son distintas facetas y etapas. Según lo que apetezca en el momento. Sí es cierto que ahora me apetece más hacer unos buenos números, llevar una vida algo ordenada y estar en la playa o con la bici. Es divertido, me da calma y salud. Lo otro ya lo hicimos en su día. Pero la calle siempre está ahí, no creo que vuelva a la intensidad de hace 10 años pero alguna cae, de vez en cuando, por el vacilón más que nada.
-Al contrario que en las artes plásticas tradicionales, el arte callejero tiende más a realizar obras en conjunto. ¿Consideras que es un recurso productivo e inspirador para los artistas o que por lo contrarío puede llegar a cohibir el estilo e intenciones de cada uno?
-Creo que esta tendencia a realizar obras en conjunto se debe a que no hay una escuela o academia de grafiti. La gente se junta, se apoya, comparte trucos de forma instintiva, casi por necesidad. Yo jamás me sentí cohibido en un muro, al contrario, me flipaba y me sigue flipando ir a pintar con gente. Es una fiesta.
-¿Hay equidad representativa entre hombres y mujeres en el grafiti y muralismo?
-En Tenerife por lo menos hay más hombres que mujeres, que las hay, y últimamente se ve más movimiento femenino. Se están animando y eso es buenísimo.
Últimamente se ve más movimiento femenino en el grafiti. Se están animando y eso es buenísimo”
-¿Cuál ha sido el trabajo artístico que más te ha marcado? ¿Y el que haya sido el mayor reto?
-Sin duda el primer encargo que hice con mi amigo Samuel hace muchos años, tendría unos 19-20 años. Estábamos pintando un bar y el dueño estaba allí con nosotros. De repente, empezó a montar una fiesta y a llamar a sus amigos, mientras nosotros pintábamos. Aquello fue una salvajada.
El mayor reto: Una vez una persona me encargó 40 barras (barras como las que ponen en carnavales por fuera de los bares), de martes a jueves. Llegaron el miércoles. Estuvimos 18 horas pintando y lo sacamos. Pero así hay varias, no es la única vez que nos hemos quemado, literalmente. El reto real fue cobrar ese trabajo, porque el tío nos intentó robar el pago, nos ingresaba talones falsos y todo. Aprendí muchísimo.
-¿Existe un motivo común en tus obras?
-Me encanta el grafiti de letras, siempre me he decantado por esa línea. Últimamente lo estoy deconstruyendo y extrayendo mis líneas y patrones característicos, pero es algo que está muy verde y que sólo he dejado ver un poco.
Suelo trabajar bastante las texturas, las luces y sombras. También con líneas rápidas y afiladas, como zarpazos. Si con motivo te refieres a temáticas, eso va más bien por lo que me encarguen, siempre cambia. Pero intento darle ese toque del que hablo, al final es que me acaba saliendo solo.
-¿Consideras que te inspiras más en la realidad o en el mundo onírico?
-Me inspiro en la realidad totalmente y en la energía. En la naturaleza sobre todo: plantas, rocas, agua, colores. Observar y fijarme en los pequeños detalles de diferentes materiales me encanta, también hago cosas con madera y metal a veces. Al final acabas llevando y mezclando información de un campo a otro.
-¿En el momento de crear, analizas con disciplina o te dejas llevar por la pasión?
-Según lo que requiera la situación. Cuando tengo que ser disciplinado lo soy, es más, para poder pintar con pasión y dar rienda suelta hay que tener un poco de orden. Parece que es llegar y poner pintura en la pared con gestos muy enérgicos, muy fluido y llevadero todo; pero sé lo que estoy haciendo en todo momento, sé lo que quiero conseguir y cómo hacerlo. Pienso y pinto muy rápido e improviso mucho. Se podría decir que soy disciplinado en las técnicas, pero cuando ejecuto me llevo más por mi instinto que por otra cosa.
-Sabemos que estas realizando un nuevo mural en San Cristóbal de La Laguna. ¿Qué nos puedes contar sobre este proyecto?
-Pues es lo más grande que he hecho hasta la fecha, más de un kilómetro cuadrado de superficie. Como decía antes, hay mucha improvisación. He aprovechado para probar algunos recursos personales que no había utilizado antes. Acabé algo cansado mentalmente pero ha valido la pena, estoy contento.
-¿Qué le dirías a los jóvenes artistas urbanos que se están adentrando en este mundillo?
-Que no tengan vergüenza pero sí educación. Que viajen todo lo posible, aprendan idiomas, y sobre todo que le den mucha caña a lo que quieren hacer. Ah, y que hagan deporte a tope, el deporte es calidad de vida y ayuda a pensar con claridad, así como a alejarte de hábitos nocivos.
Gracias al arte he aprendido a usar mis manos para cumplir cualquier propósito. El arte es creatividad, es sacar lo que llevamos dentro”
-Si pudieras elegir cualquier lugar del mundo, ¿dónde te gustaría pintar?
-Me encantaría pintar un avión o un barco enorme. Algo gigante y que se mueva. Si hablamos de sitios, Nueva Zelanda tiene que ser una pasada.
-¿Puede el arte cambiar el mundo?
-Me he hecho esa pregunta durante mucho tiempo. Gracias a esto que llamamos arte, he aprendido a ver la vida y todo lo que me rodea de otra forma. No tengo formación académica de ningún tipo, más que la obligatoria; no he tenido ningún camino marcado por un título ni por cualquier otra cosa. Y gracias al arte me he encontrado, he aprendido que puedo aprender. He aprendido a usar mis manos para cumplir cualquier propósito. Confío en mí mismo, soy completamente consciente de lo que soy porque me utilizo a diario para hablar, moverme, respirar. El arte es creatividad, y la creatividad consiste en sacar lo que llevamos dentro, que también son cosas que hemos cogido de fuera. Todos somos arte y todos somos artistas, aunque algunos lo nieguen. Solo hay que mirar dentro y dedicar tiempo. Que un corazón pueda latir o una estrella explotar es arte. El arte es la vida en el mundo en sí, el resto somos traductores. El mundo cambiará el día que la gente aprenda que puede aprender, por ejemplo, a cambiar.