La persistencia del recuerdo de un padre muerto en los arcanos que aletean bajo la mano masturbadora de una mujer que se retroalimenta del patrimonio de un viejo Dios caído
Todo comienza mucho antes de 1956, concretamente nueve meses antes de que llegue al mundo Pilar Abel. En esa época su madre prestaba servicios domésticos para unos amigos del artista en la localidad de Cadaqués...