D*face y la fábula del Pop
Caga el rey, caga el Papa, y de cagar nadie se escapa
Decir que el Pop Art llega a las calles de la contemporaneidad gracias a los artistas urbanos es un poco contradictorio, pues no hay nada más popular que la vía pública; espacio en el que se desenvuelve y relaciona el consumidor quien, en su origen allá por los años 50, fue el germen primigenio del Pop. Realmente todo es una contrariedad, ya que los mismos que critican el sistema impuesto acaban siendo devorados por este mismo, tanto de manera involuntaria como premeditada, aunque a nadie le amarga un dulce. ¿Cómo decir no a semejante torbellino de éxito y reconocimiento?
DFace, What’s Up Charlie Brown (2013). Exposición New World Disorder, Londres. Fuente www.dface.co.uk
Dean Stockton (Reino Unido), conocido internacionalmente como D*face, comenzó a dibujar bajo la influencia del skate style, el graffiti y todo lo que circunda a su atmósfera juvenil: la subcultura, hasta convertir estos diseños en stickers que adhería a los muros y farolas londinenses que encontraba a su paso. Con artistas icónicos como Dondi o Jim Phillips cual inspiración, terminó por acudir a la historia del arte de biblioteca para construir su propia estética (si es que esto de “propia” tiene algo de sentido). Los artífices por antonomasia del movimiento Pop son su fuente Castalia, brote de agua (¿fresca?) en la que también participa la tira cómica, la animación infantil y los videojuegos.
Será a partir de 2006 cuando D*face se consolida como figura artística, momento en el que los curadores se empecinan en dedicarle exposiciones individuales. Londres, Brighton, Nueva York, Los Ángeles, Melbourne o Hong Kong son algunas de las ciudades que se han rendido a los pies de este antisistema de postureo.
