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Arquitectura Pop
La crisis del movimiento moderno y el auge de la cultura pop hacen que a finales de los años 50 aparezcan nuevas formas de entender el arte y la arquitectura. Nuevas formas de representación, análisis y crítica van abriendo diferentes caminos posibles dentro del mundo de la organización espacial, de la cultura de la globalización y del consumo. Al mismo tiempo la tecnología empieza a invadir la cotidianeidad de una sociedad nueva.
Uno de los principales precursores antes de estallar la cultura pop en EEUU y Gran Bretaña es el Independent Group (IG), un grupo de arquitectos, artistas, escultores, escritores y críticos de arte que empiezan a desafiar el enfoque modernista de la época para revalorizar la cultura de masas frente a la alta cultura intelectual.
En 1956 tuvo lugar en Londres la exposición This is tomorrow, comisariada por el IG, donde se intenta hacer una simbiosis entre todas las artes, para así poder representar lo que está por llegar en esta nueva era. Entre los participantes destacan los arquitectos Alison y Peter Smithson y el artista Richard Hamilton.
El arte pop produce un cambio en la representación gráfica, como el uso llamativo del color y del collage, los recortes de periódico, el cómic, la estética consumista de carteles de neón, los robots, la ciencia ficción, etc… El simbolismo empieza a cobrar más fuerza que nunca, cuando los modernos habían olvidado el carácter monumental y del icono arquitectónico. Se reduce a pensar la arquitectura como una imagen sugerente, pero con ideas intrínsecas de lo más trascendentales para los años posteriores. Entra en valor lo efímero, lo dinámico y la continua y necesaria flexibilidad en las funciones de la arquitectura y el entorno urbano.
Es entonces cuando nace, en Inglaterra, Archigram. Posiblemente sea el grupo de arquitectos más importante de la época y se basan en el antidiseño, el futurismo, el consumismo y la tecnología para crear nuevas realidades. Sus proyectos se enmarcan en el mundo de la hipótesis, son representaciones sugerentes que no llegan a ser reales. Su trabajo se muestra a través de la revista Archigram con una estética popular de cómic.
Del mismo modo en el que Duchamp descontextualiza un objeto cotidiano (como el famoso urinario) para convertirlo en categoría de obra de arte, pero no por lo que representa el objeto en sí, sino por el proceso de análisis que hace. Archigram propone proyectos que adquieren sentido no por la construcción fiel de lo que se representa, sino en función del análisis crítico que hacen. Al fin y al cabo, son supuestos de un futuro no muy lejano, no interesan los detalles constructivos sino la imagen, el concepto más utilizado en la época del consumo y de la publicidad.
Archigram hace varios proyectos (nunca construidos) a lo largo de su corta vida, siempre con la mirada puesta en uno de sus precursores Antonio San’Elia, del futurismo italiano de las vanguardias. En el 64 publican el Plug-In-City, un proyecto provocativo que sugiere una ciudad hipotética de fantasía, con unidades de vivienda modulares que se “enchufan” a una gran estructura central. En realidad no es una ciudad, sino una mega estructura en constante evolución a la que se le van añadiendo viviendas, transporte y otros servicios esenciales, todo transportado por grúas gigantes.
El Plug-In-City junto a otros proyectos, sugirió un modo de vida nómada y, sobre todo, una liberación de la respuesta modernista de los suburbios urbanos.
En el mismo año, publica la Walking City una propuesta de Robots o parásitos gigantes que deambulan por el mundo conectando ciudades. La forma derivó de una combinación de insecto y máquina y fue una interpretación literal de las palabras de Le Corbusier al referirse a la casa como una máquina habitable.
En 1969, hacen el proyecto Instant City, unas infraestructuras itinerantes y voladoras que aportan más posibilidades culturales a las ciudades aburridas y periféricas de Inglaterra. Se trata de una ciudad instantánea, que va a estos núcleos más pequeños y les aporta temporalmente un foco cultural y de ocio, como discotecas, cines, tiendas, etc…
Podríamos pensar que la influencia directa de estos trabajos es la arquitectura High Tech que se producirá años después. Un ejemplo de ello es el Centro Pompidou de París de Renzo Piano y Richard Rogers.