Mark Bryan
Mark, como buen niño criado en los 50 y 60’s en el sur de California, no pudo evitar empaparse de la cultura popular que lo rodeaba. Sus influencias en el campo creativo, las cuales protagonizan su obra actual, la encontramos en esas fascinaciones primigenias de juventud, como por ejemplo Cheesy Sci-Fi, las películas de terror, los comic de superhéroes y Zap, la Mad Magazine, The Twilight zone o Salvador Dalí. Además de un contexto marcado por una amenaza constante de los comunistas, la bomba atómica, los movimientos de derechos civiles, la Guerra de Vietnam y el asesinato de Kennedy. Todo esto configuró una visión del ser humano distorsionada y oscura para Mark, convirtiéndose su arte en una vía para darle sentido al mundo.
-Partiendo de tus orígenes y haciendo una breve retrospectiva, ¿cómo definirías el proceso evolutivo del arte americano desde los años 50–60’s hasta ahora?
-Wow, eso es una gran pregunta. Sobre todo me gustaría decir que el arte americano se ha ampliado considerablemente y ahora incluye muchos géneros y disciplinas. Las influencias de todo el mundo están ahora en juego y la tecnología ha cambiado el mundo del arte tremendamente. Todas las presentes variaciones y posibilidades son bastante interesante para mí. Creo que es un momento maravilloso para el arte.
En mi propio trabajo a partir de los años 60, las mayores influencias fueron la cultura pop y su arte, el surrealismo, la cultura psicodélica de California, la política y la Guerra de Vietnam.
-¿Hasta qué punto tu infancia marca tu arte?
-Crecí en los años 50 y 60. Fue un momento de grandes cambios en América. El optimismo de una época moderna viene mezclado con el miedo de la guerra atómica. Las películas de ciencia ficción y los cómics representan simbólicamente este paradigma. La sensación de que no todo estaba bien en el mundo impregnó mis sentimientos. Yo era un niño introvertido y sumergido en el dibujo y la pintura. Creo que inconscientemente mi trabajo se convirtió en una manera de lidiar con estos sentimientos y darles sentido. A día de hoy todavía utilizo este método para darle sentido al mundo y de hacer crítica de nuestra condición humana.
-Háblanos un poco de esa primera etapa con los fundadores del arte chicano. ¿Hasta qué punto condujeron tu carrera?
-En la década de los 70, mientras asistía a la escuela de arte, viví y trabajé con algunos de los miembros de Los Cuatro. Yo era joven y no estaba muy al tanto de la historia del arte política en México. Me presentaron la obra de Rivera, Siqueiros, Orozco y también del gran pintor español Goya. Asistí a Carlos Almaraz en un gran mural para la Unión de Trabajadores Agrícolas Unidos dirigido por César Chávez. Estas influencias y experiencias con Los Cuatro me ayudaron a comprender el valor y tradición de trabajos con contenido social/político. Para mí creo que es el deber de un artista reflexionar sobre los tiempos en que vivimos y de hacer comentarios sobre los villanos del día.
-En tu obra la naturaleza tiene un papel primordial, ¿a qué es debido?
-Yo vivo en una muy bonita zona rural cerca de la costa, en el centro de California. Vivo rodeado de paisajes maravillosos y se esto se convirtió en la configuración de muchas de mis pinturas. Me encanta una buena pintura de paisaje, pero me parece que no puedo hacer uno sin poner algo en él, algo que haga una declaración acerca de nuestra situación. Vivimos en un mundo en el que el medio ambiente está bajo ataque constante. Me siento obligado a decir algo sobre esto en mi trabajo, de alguna manera tenemos que aprender a vivir en este planeta de manera sostenible.
-Hay guiños a obras clásicas de la historia del arte en tu trabajo, ¿cuáles dirías que son tus maestros históricos? Ese con que te gustaría tomarte una cerveza.
-Me encantan las obras del pasado y también amo las parodias de muchas de ellas. Mi trabajo tiene el sabor de las pinturas más antiguas que he absorbido. En cuanto a influencias: me gusta especialmente las obras paisajísticas de la época romántica (Juan Martín), los simbolistas de finales del siglo XIX, los pintores de la escena americana como Edward Hopper, el ilustrador N. C. Wyeth, los muralistas mexicanos y por supuesto los surrealistas. Creo que me tomaría una cerveza con Max Ernst, sería la más interesante.
-¿Por qué predominan los platillos volantes en tu trabajo? ¿A dónde se llevan a Bambi?
-La obsesión por los ovnis proviene de las películas de ciencia ficción de mi infancia. ¡Me pareció que eran fantásticos! Pobre Bambi, que ha sido llevado al museo de la historia natural del universo. Ahora es un espécimen de premio y una gran atracción en algún mundo ajeno.
-Tu obra se divide en dos categorías: la obra satírica de rasgo social/político, y la obra imaginativa y subconsciente. ¿Con cuál te sientes más cómodo?
-Me gusta trabajar con mi imaginación al máximo porque es un mundo libre y sin límites. No hay reglas y cualquier cosa es posible. Es divertido ver lo que aparecerá. Sólo hago trabajo político cuando estoy particularmente preocupado por algo o alguien, y siento la necesidad de expresar mi opinión. A veces estos dos mundos se pueden solapar. En los cuadros políticos siempre trato de incluir el humor y la sátira, creo que los hace más accesible.
-¿Todavía sientes la misma motivación para abordar los temas políticos que cuando era más joven?
-Sí, pero sólo si tengo una buena idea. A veces se necesitará un poco de tiempo antes de que la imagen más efectiva pueda desarrollarse y llegar a ser clara para expresar mejor mis sentimientos.
-¿El uso de la iconografía popular para un discurso político/social es una estrategia para hacer más cercano y accesible el mensaje al público?
-Para el arte político/social sea de gran alcance, debe contar la historia con claridad y rapidez. Puesto que el objetivo es comunicar a tantas personas como sea posible, un estilo ilustrativo de trabajo es el más eficaz. Utilizar símbolos y caracteres reconocibles de la cultura actual hace que el trabajo sea aún más atractivo.
-Hay mucho simbolismo que invita a una amplia interpretación de cada obra. ¿Todas tienen un discurso cerrado o, por el contrario, mutan con el tiempo?
-Para la mayor parte de mi trabajo tengo una idea en mente en cuanto a su significado. No obstante, algunos son más como un sueño que no se puede desentrañar por completo, me parecen los más interesantes. Siempre me gusta escuchar a otras personas decir que ven en mis pinturas. A veces es bastante sorprendente y más interesante que mi propia interpretación. Puedo ver cosas nuevas en un trabajo después de que haya pasado cierto tiempo. Es algo así como cuando tu psicólogo te dice cosas sobre tu madre que nunca pensaste.
-¿Qué simboliza o representa ese bebe gigante que se cuela en alguna de las obras con frecuencia? ¿Y el mono?
-Es muy sencillo, los bebés y los monos son intrínsecamente divertidos para mí, por lo que es divertido trabajar con ellos. Los bebés no son del todo humanos, sin embargo, son una promesa de lo que está por venir. Podemos vernos como bebés gigantes con bastante facilidad y con frecuencia actuamos como ellos. Ellos nos recuerdan nuestra naturaleza animal, de dónde venimos y qué tan rápido podemos regresar. Son grandes símbolos para jugar con seguridad.
-En tu obra hay un claro rechazo a las políticas de Bush, y actualmente de Trump. ¿Se podría decir que votarás a Hillary en estas inminentes elecciones?
-Siempre he estado en el lado liberal de la política, por lo que es fácil para mí criticar a la derecha. Se podría decir que Cheney y Bush eran un blanco fácil teniendo en cuenta sus aventuras en el Oriente Medio. Sin embargo, Trump ha establecido un nuevo estándar en la sátira política. No se requiere casi ningún esfuerzo en retratarlo como un personaje de dibujos animados de la vida real. Él ha hecho un llamamiento a los instintos más bajos del miedo y los prejuicios en la humanidad. Él debe ser profundamente rechazado.
Yo era un fan de Bernie Sanders, pero por desgracia, no era capaz de derrotar a Hillary. Por lo tanto, dadas las dos únicas opciones que tenemos, yo preferiría Hillary sobre Trump, así que votaré a regañadientes por ella.