Alegoría de la vida sobre muro de mampostería
Cuando el bigote de Mario veas remojar, pon el tuyo a recortar
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Análisis formal: se trata de una obra de arte urbano llevada a cabo bajo la técnica de la plantilla (o stencil) y compuesta por dos piezas diferentes, aunque intuimos que el conjunto en su origen fuera de varios elementos. Están hechas en papel y adheridas a la pared a partir de algún tipo de adhesivo casero o industrial sobre su superficie.
Su autor es desconocido, como en casi todos los ejemplos de esta disciplina artística, pero sí podemos confirmar la fecha de ejecución, comprendida entre noviembre del pasado año y el mes de enero de este mismo.
Son figuras planas en blanco y negro sin un fondo predeterminado, ya que es el muro donde se sustentan su única referencia, las cuales representan una escena perteneciente al mundo de los videojuegos, concretamente a la cara más célebre de la casa Nintendo, Mario Bros., quien parece sortear a su enemigo digital con el fin de salvar una de sus tantas vidas.
Análisis semántico: el grupo podría interpretarse como una alegoría de la existencia, esta siempre llena de obstáculos que sortear, saltando diariamente toda valla maligna que intente desnutrir nuestra felicidad. Su apariencia inconclusa rememora una situación de permanente vacío, de vida sesgada o incompleta por falta de alguno de los principios básicos, como pueden ser el amor o la ausencia de metas por cumplir. La deserción de cromatismo acentúa aún más dicha sensación de plenitud inalcanzable, pues donde no hay color, no hay alegría, y cuando no hay alegría, es como vivir en un estado comatoso.
El único aspecto positivo que se vislumbra es la capacidad del personaje de, por lo menos, intentar hacer frente a todo contratiempo. Pese a que las dificultades pretendan prohibirle el paso, este echa mano de sus habilidades para poder salir airoso. Quizá, al mismo tiempo, Mario está empecinado en tocar con sus manos una seta ahora inexistente con la que enriquecer su fuerza y valor, ya que de sobra es conocedor de que los peligros nunca desaparecen, y a la vuelta de la esquina puede ser de nuevo atacado.