La reina de los condenados
Comprendí que ni siquiera al morir encontraríamos respuesta, probablemente, al porqué de nuestra existencia. Incluso el ateo declarado piensa que en la muerte hallará una respuesta: o bien encontrará allí a Dios, o no habrá nada en absoluto”
Cuando escuché por primera vez su nombre fue como una pieza que encajaba a la perfección en mi memoria, una nueva parte de mi ser que retornaría cíclicamente a lo largo de mi vida. No creo en el destino, pero disfruto mucho cuando en el curso de mi existencia me encuentro nuevamente con elementos del pasado que parecen dispuestos de manera meticulosa por una fuerza superior. Desde que en algún momento de mi adolescencia busqué más información sobre el personaje de una de sus obras tomé la decisión de leer en algún momento de mi vida su obra, aunque cada vez que retomaba esa idea retrasaba su ejecución por la vasta extensión de la saga principal: Las Crónicas Vampíricas. No obstante, conocí a un amigo que se presentaría ante mi como un gran fan de la escritora y me aportaría pinceladas de sus historias, lo que me llevaría instintivamente a embaucarme en la lectura de su fantástica creación literaria.
Anne Rice es una de las escritoras vivas más exitosas. Sus libros pasaron de best seller a textos sempiternos que construyen una mitología en torno a personajes increíbles. Su saga más querida por los lectores, Crónicas Vampíricas, da vida a estos seres inmortales, pero más allá de lo que pudiera parecer una entretenida novela de ficción como tantas se han escrito sobre estas criaturas, Rice usa a los vampiros como instrumento para explorar las grandes preguntas que fue planteándose en la vida. En estos libros plasmó la evolución de su pensamiento y filosofía sobre la existencia, estética, la religión, el bien, el mal… En su primer libro Un vampiro llamado Louis cuenta su historia a un periodista incrédulo. Tras su conversión, Louis comienza una existencia diferente, algo le ha cambiado para siempre y ahora deberá matar, arrancarles la vida a los humanos para poder seguir viviendo. A diferencia de sus congéneres, librará una infernal batalla por no perder su humanidad, ya que sufre una culpa mortal cuando caza a sus víctimas.
Otra de las características a la hora de escribir de la escritora, es su estética trascendental, donde cada descripción es tratada con sumo detalle y cuidado:
El olor era débil pero muy sugestivo. Era el aroma almizcleño de la primera prostituta en cuya cama había liberado mi pasión. Era el olor del venado asado después de días y días de ayuno en invierno. Era el perfume del vino joven, de las manzanas frescas o del agua cayendo con un rugido por un despeñadero en un día de calor mientras yo introducía mis manos en ella para beber”
Sus personajes son andróginos y hay muchos detalles homosexuales. Este y otros detalles han hecho que tenga una cálida acogida en un público muy heterogéneo; en sus firmas de libros pueden verse desde adolescentes góticos, gays, hombres de negocios, amas de casa…
Aunque sin duda el reflejo más fiel de su historia personal en sus libros son las crisis de fe. Fue criada en un entorno católico muy conservador. Su madre le inculcó la religión cristiana cual hierro incandescente sobre su piel. Todo esto a pesar de darle gran libertad en su casa permitiéndole leer mucho, hacer las preguntas que quisiera e incluso andar desnuda para escándalo de su padre. Cuenta Rice en su biografía que con su primer novio tenía miedo de besarle, ya que su madre le había dicho que eso era pecado, y si lo hacía ardería eternamente en el infierno. Además, su madre tuvo lo que llamaron `la enfermedad´ que no era otra cosa que una destructiva dependencia al alcohol. Hasta que
Otra de las calamidades que tuvo que soportar Rice en su vida fue la pérdida de su primera hija cuando esta tenía apenas cuatro años de edad, lo que provocó que se hundiera en las sombras. Ella y su marido comenzaron a hundirse en el alcohol durante los últimos días de su hija. Esta situación autodestructiva se prolongó durante años, hasta que la escritora decidió volver a escribir. Buscando entre sus escritos del pasado, dio con un fragmento de una de las ideas que había escrito varios años atrás. Fue entonces cuando estuvo escribiendo sin descanso durante 5 semanas hasta que terminó Entrevista con el Vampiro el libro que consideró su salvación. Sin éxito, todas las editoriales a las que envío el libro lo habían rechazado tajantemente. Pero cuando finalmente una editorial contactó con ella su futuro cambiaría para siempre.
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