Kiko Miyares: “Mis trabajos, al alterar las proporciones, se convierten en visiones de otra dimensión”
-¿Quién eres, Kiko Miyares?
-Hace mucho que me enamoré del dibujo, supongo que algún Tintín viejo que había por casa, o una visita a la biblioteca a matar el rato. A partir de ahí podría decir que soy alguien enganchado a la creación plástica. Esto me permitió tener un lugar expresivo personal que creo ha ido modelando mi yo con lo que me rodea. Me considero una persona crítica que intenta hacer lo que quiere y me enfrento a las dificultades que esto conlleva.
-Sabemos que te formaste en Bellas Artes por la Universidad de País Vasco, especializado en arte pictórico. Aun así en tus obras prevalece la escultura y sobretodo el uso de la madera ¿Por qué esta preferencia de pasar al estudio tridimensional y hacer protagonista este material?
-A la vez que me especializaba en pintura siempre tuve interés por la escultura. Fui cursando algunas asignaturas técnicas como escultura en piedra pero un día vi las piezas de Stephan Balkenhol y hubo un flechazo. Se condensaban mis intereses en una pieza volumétrica. Ahí empecé con la madera. Sus personajes vibran todo el tiempo entre el ser representado y el material. Algo que buscaba y no encontraba en la pintura, así que me metí a cañón. Primero con unas figuras muy toscas que realice en BilbaoArte con una beca en 2004. A partir de ahí seguí compaginando la escultura en madera con el dibujo y otros proyectos.
-Si hay un leitmotiv en tus obras, son los rostros. ¿Por qué utilizas este recurso? ¿Son caras soñadas o inspiradas en la realidad?
-El tema de los rostros tiene que ver con nuestra capacidad de ver, esta cuestión evolutiva de reconocer caras se me antoja un enigma. Desde la pintura me interesaba la representación humana en todas sus posibilidades y cómo la confrontación con ésta nos relaciona con nosotros mismos. Me interesa que al vernos a través de otros se nos genera un posicionamiento propio, circunstancial e involuntario. Desde esta premisa he probado otras opciones al rostro pero siempre desde la representación humana reconocible.
En un principio mis trabajos mas naturalistas podían ser personajes concretos pero en el momento que empecé a alterar sus proporciones (Ensayo de Tracción) se convierten en visiones que parecen estar en otra dimensión, esta sensación de ver algo que parece no pertenecer a tu propio espacio-tiempo se intensifica y pierden proximidad.
-¿Deshumanizas a las esculturas o haces que tengan una personalidad propia más compleja que sus formas antropomórficas?
-Creo que se está abriendo un campo donde las posibilidades de utilizar la representación va creciendo exponencialmente debido a las tecnologías 3D de escaneo y reproducción. No es tanto que se deshumanicen si no que las deshumanizamos los espectadores, no coincide la visión con nuestros patrones aprehendidos y tampoco el volumen con su contenido.
Este retardo, en que nuestra cabeza procesa lo que tenemos delante, se me antoja un campo de trabajo en sí mismo y una manera de escaparme de la realidad y confrontar con el observador. Creo que nos vienen deformando desde hace tiempo y no somos capaces de verlo. Todos estamos traccionados por un relato artificial y limitador.
No es tanto que se deshumanicen las esculturas, sino que las deshumanizamos los espectadores. No coincide la visión con nuestros patrones aprehendidos”
-En el conjunto Vigas y Pilares nos muestras cómo los rostros se transforman en estos elementos arquitectónicos ¿Son seres que se sujetan a sí mismos o soportes con formas humanas?
-En esas piezas buscaba introducir la figura humana en un pilar y ver cuánta información de la representación necesitaba para que se soporte esa lectura dual, objeto y ser. Creo que en el fondo no son ni una cosa ni otra, nuestro movimiento alrededor nos dirá qué es en cada momento. El deseo es que vibren en esa ambigüedad.
-¿Buscas que el observador pueda reconocerse en tus obras e intente empatizar con ellas o que las sienta extrañas y ajenas?
-Supongo que busco ambas cosas. Habrá quien se acerque a una pieza y vea de primeras un palo vertical con color y quien llegue viendo una mueca de expresión. Creo que la extrañeza está en el ojo de quien mira, aunque sí me gusta la idea de visión como algo que interrumpe nuestra mirada. Creo que siempre intento reclamar a la mirada inconsciente e involuntaria del espectador. Sabemos más de lo que creemos que sabemos.
La extrañeza creo que siempre se crea desde ese lado y siento que la realidad es jodidamente extraña.
-¿Prefieres que tu obra tenga un discurso e intencionalidad marcada o que sea de libre interpretación para los observadores?
-Me interesa la experiencia estética inmediata. Creo que siempre que vemos una obra acertada contiene un discurso o intencionalidad subyacente. Intento seguir unas pautas que condensen una búsqueda concreta, de lo que no estoy tan seguro es de si esto coincide con la lectura del espectador. Creo que es algo que sucede en toda obra.
El planteamiento implicó trabajarlo desde el eje del reflejo. No hay lado reflectado, son una misma cosa con sus variaciones del proceso y diferencias”
-Uno de tus sellos como artista es jugar con las posibilidades de representación. En Ver mirar haces distintas representaciones atípicas mostrando tus caras como si se tratase de conjunto de piezas de puzles. En Vibrato vuelves a someter al espectador a la alteración de las caras con duplicaciones y fragmentaciones. Y en Espaciar observamos una especie de efecto espejo de las obras. ¿Es un experimento expresivo, técnico o ambos?
-En cada uno de estos proyectos aplico una formula diferente de alteración. Considero que las posibilidades ilimitadas de fórmulas son comprendidas por nuestro mirar involuntario y nos vuelve a confrontar con esas visiones y afirmo que somos nosotros mismos. En Espaciar concretamente creo que la relación objeto autónomo contenedor es mas evidente que en otros trabajos. El planteamiento del trabajo, repitiendo la representación como en un espejo, me implicó trabajarlo desde el eje del reflejo. No hay lado reflectado, son una misma cosa con sus variaciones del proceso y diferencias. También en este trabajo jugué más con las formas generales de las piezas creando una situación de objetos diferentes repartidos en el espacio con diferentes ejes propios.
-¿Planificas tus proyectos o te dejas llevar por el automatismo?
-Hay planificación y me dejo llevar en la ejecución. Me interesa la huella imperfecta del proceso.
Con los colores flúor busco simular una iluminación que enfatice la idea de objeto y a la vez recorte las piezas en el espacio”
-¿Qué papel tiene la policromía en tus obras de madera escultórica? ¿Qué nos puedes contar sobre este último trabajo en el que destacan los colores chillones?
-Siempre que introduzco color en las piezas responde a enfatizar el efecto deseado de cada una de ellas. Reconozco que me cuesta mucho decidir el aspecto final de cada pieza. Creo que el color tiene que ver con cada serie de piezas y su cometido final. Con los colores flúor que introduje en las últimas piezas busco simular una iluminación que enfatice la idea de objeto y a la vez recorte las piezas en el espacio. Es una manera de realzar lo que ya está en el volumen, esta sensación de visión o interrupción en la mirada se potencia a través de estos tonos.
-¿Crees que vivir en un entorno rural te beneficia para la creatividad o por lo contrario te reprime a la hora de contactar con el mundo artístico de la ciudad?
-Tiene sus cosas a favor y sus cosas en contra. Considero que para hacer algo más personal y estar concentrado en tus decisiones, para bien o mal, es un entorno deseable. Reconozco que a veces echo de menos compartir con otros artistas y estar en contacto con gente interesada en mi trabajo. De todas maneras, hoy en día el contacto se puede mantener a través de las tecnologías, aunque la escultura necesita asistencia presencial.
-¿Con qué artistas, vivos o muertos, te gustaría echar unas cervezas?
-Con Stephan Balkenhol, Georg Baselitz, Paul McCarty, Ursula von Rydingsvard, Tony Cragg, Fabio Viale, Neo Rauch, Luis Gordillo, Philip Guston, Goya, Buñuel, Berlanga, Dalton Trumbo ,Chris Ware, Daniel Clows y, sobre todo, Raymond Pettibon.
-A principio de año te estrenaste individualmente en la galería 3punts de Barcelona y con ellos participaste en Art Madrid ¿Te podremos ver en otras salas y eventos de renombre? ¿Nos puedes anticipar algo sobre tus futuros proyectos?
-El año pasado y principio de este fue muy prolífico en cuanto a creación y exposiciones. Realicé mi primera exposición con 3punts y asistí a diferentes ferias con ellos: Swab, Estampa, Art Madrid, Miami, Ámsterdam, y Singapore. También expuse mis trabajos en Absolute Gallery en Bélgica. En octubre tuve algunas piezas en Estampa y seguro que volveré con 3punts a Art Madrid. Y por el momento no tengo cerrado el resto de ferias en las que participaré.
Por otro lado estoy desarrollando una pieza de gran tamaño para exterior que colocaré próximamente en algún lugar de Llanes. En esta pieza quiero sacar el máximo partido a la madera como material y para ello voy al origen, el árbol.
Estoy trabajando en una pieza de 8’5m de alto, dentro de un tronco de roble, con un rostro humano extremadamente afilado”
Es un tronco de roble de 8,50 metros que contiene un rostro humano extremadamente afilado. La idea primigenia de “ensayo de tracción”, pero con el cambio de escala. Espero ver desde lejos algo que interrumpa la visión del paisaje y nos contenga en la extrañeza.
-¿Tienes algún lugar soñado en el que exponer?
-Estoy abierto a encontrar nuevos lugares donde mostrar mi trabajo sin tener pretensiones museísticas, creo que cada cosa lleva su tiempo. Soy muy autocrático y reconozco la responsabilidad que conlleva cada lugar. Normalmente me fui adaptando a los espacios de los que dispuse. En mi manera de enfocar el trabajo considero que siempre habrá una fórmula para cada espacio, sólo hay que encontrarla. Los espacios específicos del arte a veces nos predisponen demasiado y quizás los menos habituales se me antojen con más posibilidades para esos encuentros, que nos sorprendan y nos tuerzan la mirada.