Máquina de sueños

Greta Zimmer Friedman junto a George Mendonsa y un beso que lo significo todo. Debido al fallecimiento de la enfermera fotografiada más famosa del mundo este 10 de Septiembre, qué menos que hacer un viaje en el tiempo.

Alfred Eisenstaedt el 14 de agosto de 1945, publica en la revista Life un fotograma capaz de mostrar el sentimiento de un país entero: por fin ha acabado la guerra.

Dos  bombas atómicas fueron lanzadas sobre Hiroshima y Nagasaki, lo que implica que  Japón se rinda ante tal masacre y Estados Unidos declare la victoria sobre el país asiático. El 14 de agosto de 1945 el presidente de Estados Unidos, Harry S. Truman, anunció a las 7 de la tarde el fin de la Segunda Guerra Mundial, desde entonces esta fecha se conoce como V-J Day.

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El beso de Alfred Einsenstaed.

Es entonces cuando la población sale como poseída a festejar el final de los años más largos y macabros de la historia de la humanidad. Entre ellos se encuentra un joven marinero, George, que recibe tal noticia mientras se encuentra en el cine y sale a la calle a compartir unos sentimientos incomparables de felicidad. La embriaguez de la euforia  le posee, queriendo compartir su dicha con todo ser que se haya a su alrededor, y que mejor manera de hacerlo que con amor. Es así como se topa con una desconocida llamada Greta para robarle un beso, no por motivos sexuales ni románticos, sino por pasión. Pasión por vivir para celebrar el episodio más mortuorio que ha sufrido el ser humano, por los que están ahí y por los que se fueron, fueses del bando que fueses. Había llegado la paz y con ello la promesa de felices años venideros.

Aun siendo un icono de ilusión se desconoció la identidad de ambos hasta que la revista Life junto al autor de la fotografía Alfred Eisenstaedt hicieron una búsqueda de los protagonistas. Cómo no, muchos fueron los que intentaron suplantar la identidad de esta pareja aunque finalmente, salieron a la luz los personajes del beso fortuito más famoso del mundo.

En el otro lado del charco, la revista Life realiza otro encargo que, aunque en un principio no gozó de popularidad, sin lugar a dudas compite en el ranking de grandes besos capturados. El amor en la primavera de París fue la temática encargada al gran fotógrafo Robert Doisneau, bautizado como “ladrón de la realidad” y conocido por captar momentos gracias a estar en el lugar y momentos precisos. En 1950 toma la fotografía El beso, realizada en el ayuntamiento de París. Es así como capta a una pareja de jóvenes besándose, despreocupados de lo que pasa a su alrededor, como si se hubiera parado el tiempo. Sin lugar dudas, era un reflejo de la felicidad que se palpaba en Europa tras la Segunda Gran Guerra, un símbolo del futuro prometedor y bien estar social.

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El beso de Robert Doisneau.

Doisneau en aquel entonces no sabía cómo le repercutiría dicha inocente fotografía. Al igual que con El beso estadounidense, surgirán bastantes parejas reclamando un trozo del pastel de los beneficios obtenidos con la imagen. Lo que nadie sabía es que Doisneau, debido a la rapidez de entrega que reclamaba la revista, contrató a dos actores para realizar el fotograma.

“Es superficial, comercial, una image pute” (Doisneau)

No eran dos enamorados reales los que el plasmó, al igual que los de Eisenstaedt.

 Ninguna de las fotografías espía a un beso que para el tiempo, pero aun sabiendo esto: ¿Por qué nuestro corazón late fuerte y no podemos reprimir un gran suspiro al contemplarlas?

No importa si se conocían, si llevaban mil años emparejados, si el fotógrafo los colocó como maniquíes o los persiguió hasta encontrar el momento perfecto. Lo cierto es que en nuestra vida hemos visto y vivido esos besos, y al recordar ese momento viajamos a un lugar mejor donde todo es posible.

Eisenstaedt y Doisneau le dieron a toda una generación traumatizada por la guerra un motivo por el que soñar y seguir adelante.

Ahora lidiamos con una Guerra Fría de la que no sabemos si saldremos y no podemos dejar de mirar estas fotos en blanco y negro con la esperanza de que algún día celebremos la paz y el amor como lo hicieron ellos. Estos fotógrafos no captaron momentos reales, pero nos hicieron soñar con que era el momento de vivir en mundo mejor.

Que todo aquel que haya vivido un Vietam vuele hacia delante y agradezca la creación de la  mayor máquina de sueños, el arte.

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