Sergio Rivero: “Decidirlo todo en un trabajo que lleve tu nombre es fundamental”
-En primer lugar hablemos un poco de tus orígenes, provienes de una de nuestras islas, más concretamente de la isla de al lado, Gran Canaria. ¿Cómo son tus inicios isleños antes de dar el gran salto?
-Mis inicios en la música vienen desde muy pequeño. Había un piano en casa de mi abuela, medio abandonado, y mi padre siempre tuvo guitarras y grupos de música. Siempre he estado rodeado de instrumentos y de gente tocando -empecé a estudiar piano y guitarra, pero las clases siempre me aburrieron-, así que aprendí de oído la mayoría de lo que sé. De adolescente fue cuando decidí apuntarme a clases de canto y empecé a plantearme la idea de cantar como solista.
-Muchos de nuestros lectores son millenials y te conocen de OT4. ¿Cómo cambió tu vida tras ganar el concurso? ¿Te viste abandonado una vez pasado el hype?
-Mi vida cambió radicalmente, claro. Era un adolescente sin mucha experiencia en la vida y de repente me vi con 300 000 euros (de adelanto, no de premio), una carrera discográfica con multinacional y que todo el mundo me conocía. Fue un cambio muy brusco que te sobrepasa.
Cuando pasó todo no me vi abandonado. Siempre tuve muy claro que era algo que iba a tener final, lo que no sabía era cuánto iba a durar. Me di cuenta rápido de que el éxito del programa no era el mío y de que yo era un miembro más de aquel engranaje. Y cuando la discográfica prescindió de mí, después de la decepción inicial, lo vi como una oportunidad para plantearme qué era lo que realmente yo quería hacer. Ya habíamos tenido muchas diferencias básicas y sabía que lo mejor era que cada uno tomara su camino.
“De repente me vi con 300 000 euros, una carrera discográfica con multinacional y que todo el mundo me conocía. Fue un cambio que te sobrepasa”
-¿Crees que jugó a tu favor o en tu contra haber ganado OT4? (por la famosa maldición que hay de los ganadores)
-Yo probablemente hubiera sido uno de los que, siguiendo el programa desde fuera, hubiera sacado teorías así. Yo tengo otra. A lo mejor ganar te hace acomodarte (inconscientemente, claro) y cumplir unas expectativas externas mientras que los demás se ven con más libertad y más fuerza como para decir: “No, el que vale aquí soy yo”. Es pura seducción y competitividad, siempre hay que pensar que se va segundo. Yo en ese momento no tenía ni siquiera un planteamiento parecido porque yo no me veía capaz de ganar OT (ni de que me cogieran, vamos). Y todo pasó rápido y, sin yo detenerme a pensar bien cada paso, decidí dejarme llevar y claro, ganar fue un logro. No creo que fuera inconsciencia, siempre tuve la cabeza muy en mi sitio. Pero era una especie de dejarte llevar por la corriente y ver qué pasa. Al final ganar o perder es anecdótico porque es un programa de televisión y el mundo de la música es otro. Se solapan en esa época, pero luego se desligan y tener éxito en la música, o no, no tiene nada que ver con la posición en la que quedas.
-Dejando ya de lado talent show, centrémonos en esta nueva andadura musical. Todo parte de una acción de mecenazgo, háblanos de cómo ha sido esa producción, pues no es lo mismo estar bajo la sombra de una gran discográfica que tener que hacerlo todo tú.
-No, no es lo mismo. En muchas cosas que importan mucho es mejor estar independiente, decidir y tomar la última palabra en todo es fundamental si vas a exponerte a defender un trabajo que lleve tu nombre. Soy mucho más consciente de todo y he aprendido de todo el trabajo y esfuerzo económico que hace falta para sacar adelante un proyecto. Pero este es un proyecto que ha crecido de una manera muy natural y he mimado mucho cada parte del camino. Lo peor es que para todo hace falta dinero -eso se solventó con el crowdfunding– y tiempo. Pero soy consciente de que no hubiera podido sacar este trabajo de otra manera porque es un trabajo limpio y fiel a sí mismo. No busca hits ni trucos fáciles y todo está bastante en su sitio.
-Hay una clara ruptura entre tus trabajos musicales anteriores y este, ya sea por el estilo o incluso el idioma. ¿Esto a qué es debido? ¿Qué procesos creativos se han llevado a cabo para llegar a este punto?
-Ha sido sobre todo una cuestión de estilo y de quitar barreras. Quería un sonido más fiel a lo que yo tenía en la cabeza. De hecho, me pasé muchos meses intentando decidir si cantaba en inglés o en español, y al final he decidido por una cuestión de sonoridad. También es cierto que cantar en otro idioma me da la libertad de expresarme con más claridad, porque siento que el inglés es una coraza que me permite licencias que cantar en español no me permite. En cuanto al estilo, este disco tiene muchas influencias r&b, soul e incluso hip hop, que son estilos que siempre he escuchado, aunque también tiene un toque muy experimental. El que sea electrónico al principio fue también por un tema de medios. Esta música la empecé a hacer yo solo con mi ordenador con software de música electrónica y también usando samplers. Básicamente es una consecuencia de ser un bedroom producer, y Paco Salazar (productor) se encargó de hacerlo realidad pero guardando siempre esa esencia DIY.
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