Daniel Jordán: “Intento que el momento de encuentro con mi obra sea lo más teatral posible”
-¿Cómo un valenciano de termina siendo ‘conejero’ y trabajando en Lanzarote? ¿Cómo acabas criándote allí?
-Mis padres son de la península, nací en Valencia y llegué a Lanzarote con apenas dos años debido a que mi padre vino por motivos laborales. Aunque no tengo un sentimiento muy desarrollado de considerarme autóctono de ningún sitio, creo que me siento más conejero que otra cosa. El tener la familia y el estudio aquí ha influido mucho para que actualmente esté trabajando en Lanzarote.
-Hace 3 años formaste parte de la Feria JustMad, de mano del Cabildo de Lanzarote. ¿Qué opinión te merecen estas y otras ferias de arte?
-La feria de arte es una forma más de relación dentro del circuito artístico, como puede ser la galería o el museo. En los últimos años parecen haber evolucionado, no quieren quedarse sólo en un medio para la compra/venta y se han dinamizado a partir de todo tipo de eventos que antes eran más propios de las bienales y grandes exposiciones. Aunque a veces son criticadas por estos motivos, a mi todo lo que sea enriquecerse me parece muy positivo.
El momento en el que el espectador se encuentra con mi obra me parece muy teatral e intento que sea lo más intenso posible”
-La interactividad de tus exposiciones es más que notable, siendo algunas de tus piezas accionadas por el público asistente. ¿Con qué te gustaría que se quedase la gente cuando va a ver tu obra? ¿Qué sensación te gustaría dejarles?
-Pienso mucho en el momento en el que el espectador se encuentra con mi obra. Esta situación me parece muy teatral e intento que sea lo más intensa posible. Esto me ha llevado pensar mucho la distribución de las obras en el espacio, así como a explorar recursos como los sensores de movimiento que activan esculturas cinéticas cuando notan la presencia del espectador.
-Algunas de tus piezas tienen un halo tétrico, incluso grotesco. ¿Crees que esta estética puede alejar al público general de tu obra o que puede actuar de atractivo?
-Durante la carrera estaba muy influenciado por artistas como Francis Bacon o Lucian Freud, lo que se traducía en unas obras muy existenciales, en figuras nada idealizadas que a algunos espectadores podrían parecerles grotescas. Creo que mi punto de vista ha ido evolucionando y actualmente me dirijo al público por otras vías menos viscerales.
Imaginaba una respuesta del público en forma de murmullo, como ese momento incómodo cuando alguien hace un comentario fuera de lugar, un chiste que no funciona, que no tiene gracia”
-¿‘Murmulla todo el teatro’, en la Sala de Arte Contemporáneo (SAC) en la Casa de la Cultura de Santa Cruz de Tenerife, está comisariada por ti? ¿De dónde viene ese nombre?
-Sí, yo mismo realicé la selección de las obras. Estaba en un punto en el que me apetecía reunir piezas de diferentes etapas y ver como dialogaban unas con otras. El título se debe al carácter escenográfico y experimental del proyecto: al mostrar de forma conjunta obras de diferente aspecto formal y temática, imaginaba una respuesta del público nada unánime, en forma de murmullo. Pensaba en ese momento incómodo cuando alguien hace un comentario fuera de lugar, un chiste que no funciona, que no tiene gracia.
-En algunas de tus obras juegas con el misterio ocultando parcialmente, y en ocasiones la práctica totalidad, algunas de tus obras. ¿Crees, en general, que la sociedad ha perdido esa curiosidad por el arte?
-Me gusta despertar dudas en el espectador, sugerirle enigmas en cuánto a la naturaleza de las piezas y las múltiples historias que puede haber detrás de las figuras. Esta sería una de las razones que me ha llevado a ocultar figuras en sus propios soportes y no mostrarlas por completo.
Es necesario que todos los agentes artísticos, desde el artista, el comisario, el gestor, y también el público, hagamos autocrítica”
Soy optimista en cuanto al interés del público por el arte. Lo que no quita que vea necesario que todos los agentes artísticos, desde el artista, el comisario, el gestor, y también el público, debamos hacer una autocrítica continua para que el circuito artístico sea lo más enriquecedor posible para todos.
–El público es uno de los pilares, si no el fundamental, de tu obra. ¿Qué ha sido lo más raro que te ha pasado durante una exposición? ¿Con qué anécdota te quedas?
-Una vez vi a una niña muy pequeña, tendría como mucho tres años, a la que le dio un ataque de risa frente a una de mis esculturas. No podía dejar de reírse y me hizo sentir muy bien.
-Muchas de tus piezas, los bustos, parecen verdaderos autorretratos, y esto da la sensación de presencia continua en tus exposiciones. ¿Hay detrás una especie de voyerismo, un recelo de dejar tus instalaciones desprotegidas…?
-Los motivos de los autorretratos son consecuencia de mi proceso de trabajo. Siempre he tendido a partir de motivos muy cercanos, cuánto más cercanos mejor. Cuando compartía piso en Valencia pinté muchos retratos del natural de mis amigos. Ellos me posaban y yo los pintaba.
Cuando me mudé a vivir solo, me quedé sin modelos y solo disponía de mi propia figura, a la cuál recurro no tanto para hacer un autorretrato al uso, sino a modo de actuación, interpretando diferentes papeles.
-Reflexionas también sobre las exposiciones como espectáculos casi teatrales. ¿Crees que los asistentes saben, o deberían de saber, ser público? ¿Tiene que ser activo ese público? Si fuera así, ¿de qué manera?
-Por supuesto. En mis últimas exposiciones intento otorgarle un papel lo más activo que puedo a los espectadores.
Supongo que para que existan personas interesadas en las exposiciones tiene que producirse un bucle productivo, en el que se ofrezcan eventos culturales que interesen al gran público, lo que determinará que estos se vuelvan más críticos y demanden más y mejores exposiciones.
-Otro elemento recurrente en la exposición son los gallos, las cabezas más bien. ¿Qué simbolizan?
-He pintado y esculpido muchas cabezas de gallo por los mismos motivos que hago autorretratos, porque los tenía cerca. Mis tíos tienen una granja con muchos gallos y me llaman mucho la atención sus cabezas. Hemos asimilado estas cosas, pero si nos fijamos es una maravilla lo que podemos encontrar en la naturaleza, me parece increíble las formas y los colores que puede haber en una cresta o en un pico de gallo.
Parece que la señora de la limpieza pensó que algún compañero se había olvidado este objeto y lo retiró sin saber que era un obra”
-En ‘Murmulla todo el teatro’ hay una pieza que no estaba en la inauguración. ¿Por qué no estuvo el día de la inauguración?
-Esa fue la anécdota de la exposición. Sabía que la tarde de la inauguración iba a pasar el personal de limpieza y les había dejado alguna indicación sobre papeles, desechos y folletos publicitarios que formaban parte de una instalación y no debían ser retirados. Sin embargo, no caí que una señal de “suelo mojado” sobre la que se proyecta un video podía generar alguna confusión. Parece que la señora de la limpieza pensó que algún compañero se había olvidado este objeto y lo retiró sin saber que era un obra.
-¿En qué estás trabajando en la actualidad? ¿Dónde podremos ver tu obra próximamente?
-“Murmulla todo el teatro” itinera a Lanzarote, al Centro de Innovación Cultural El Almacén, donde inauguro a finales de julio. Al ser un nuevo espacio modificaré las obras que mostraré así como su ubicación en un espacio tan emblemático.
También estoy trabajando junto a algunos artistas de Lanzarote con tendencias escenográficas y teatrales en una exposición para el Museo Internacional de Arte Contemporáneo (MIAC) Castillo San José de Lanzarote. Se titula “La posibilidad de un museo” y queremos que sea una exposición que englobé muchas disciplinas e introduzca las artes escénicas en el museo. Además, celebraremos eventos periódicamente como proyección de películas, performances, conferencias, conciertos, etc. Inauguramos el 21 de junio en el MIAC y estamos muy ilusionados con este proyecto.